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Miles de filipinos agasajaron, con un gran desfile en Manila, a la nueva miss Universo, su compatriota Pía Wurtzbach, que saludó efusivamente durante varias horas a sus fervientes seguidores en medio de fuertes medidas de seguridad.
La belleza filipino-alemana, que llegó a esa ciudad el pasado fin de semana, se trasladó por las avenidas más céntricas de la capital de su país sobre una enorme carroza, que imitaba la corona de Miss Universo, en medio de una marea de ciudadanos. La ganadora del concurso internacional, ataviada con la imponente corona y un tradicional vestido filipino, estuvo rodeada durante todo el evento por bandas de música, coloridos grupos de baile, abundante confeti y miles de pancartas con mensajes de apoyo de sus coterráneos, que coreaban histéricos su nombre.
Antes del desfile Wurtzbach recibió, de manos del alcalde, el expresidente Joseph Estrada, la llave de la ciudad y fue declarada "hija adoptiva" de la capital. Después fue recibida por el presidente del Senado de Filipinas, Franklin Drilon, quien le hizo entrega de una copia de la resolución legislativa 111, que reconoce el "honor y orgullo" que ha llevado al archipiélago asiático con su victoria en el Miss Universo.