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De un desierto a un pantanal pasa la Curva de Molina en cuestión de días. Cuando llega el servicio de agua potable, las aguas negras inundan por no menos de 72 horas toda la intercepción de extremo a extremo. Al menos tres colectores de aguas servidas están tapados desde hace más de un año, uno en el barrio Raúl Leoni y dos dentro del mercado. Los comerciantes y transeúntes se quejan de la situación que -según- “ahuyenta a los clientes, porque nadie quiere comprar nada con este chiquero”, dijo María González, comerciante.
La Curva de Molina es tierra de nadie. Los más de mil vendedores informales del segundo mercado más importante de Maracaibo no tienen memoria de cuándo fue la última vez que Hidrolago le hizo mantenimiento a la red de cloacas y tanquillas. “Esa gente ni se asoma por aquí y cuando llueve podemos ver como la porquería nos pasa por los pies y cuando está seco uno se traga todo el excremento que queda pegado en el pavimento”. Así denunció Armando Núñez, quien vende verduras en el lugar.
Los transportistas también tienen sus propias quejas. El agua putrefacta, que pinta de verde la avenida 91, se come el asfalto. El Marite, Curva Concepción, Villa Baralt, El Mamón, La Limpia, Raúl Leoni, entre otras rutas se quejan del mal estado de las calles. Sin embargo, su llamado es a la hidrológica. Carlos González, chofer, enfatizó: “Que den la cara y dejen la sinvergüenzura . Que vengan a trabajar, no a poner pañitos de agua tibia”. El profesional del volante se quejó de que las cuadrillas de Hidrolago “quieren cobrarnos por achicar las tanquillas. Eso es lo único que hacen, porque no resuelven el problema”.
Brincando charcos
“Uno viene para la curva y se va con los zapatos mojados y hediondos”. Euro Paz, transeúnte, recalcó que cuando La Curva “se inunda” la gente tiene que hacer sus compras “brincando charcos”, para evitar caer en el agua putrefacta. Hizo un llamado al gobernador del Estado para que atienda “el caos que tienen por falta de mantenimiento de Hidrolago”. Al menos 35 por ciento de los comerciantes de la intercepción ya presentan manchas en la piel, escabiosis e infecciones estomacales.
La preocupación por la caída de las ventas también afecta a los vendedores informales de frutas, verduras y productos de la canasta básica. Se estima que las ventas se desplomaron 90 por ciento. Los malos olores, y la mala disposición de los desechos por parte de los mismos comerciantes, afectan las ventas.