Entrevista exclusiva con el actor Henry Winkler, reconocido por el personaje de Fonzi en la serie Happy Days (Días Felices) de los años 70 y encarnar al profesor Gene Cousineau en Barry, de HBO
El actor estadounidense, Henry Winkler, contó su experiencia laboral cuando le tocó personificar al mítico Fonzi en la serie de los años 70, Happy Days (Días Felices) y reveló datos inéditos sobre su impecable trayectoria.
Winkler actualmente le da vida a Gene Cousineau, un maestro de actuación de Los Angeles, excéntrico y pedante, que es reverenciado por sus alumnos, unos talentosos jóvenes actores.
La serie Barry, protagonizada por Bill Hader, quien además es el creador del programa junto con Alec Berg, inicia el próximo 25 de marzo a las 10.30 de la noche (hora venezolana) en las pantallas de HBO, y se centra en el exmarine Barry, que trabaja como asesino a sueldo. Solitario e insatisfecho con su vida, Barry viaja a Los Ángeles para matar a alguien y termina encontrando una comunidad de aceptación en un grupo de ansiosos aspirantes a la vida teatral de LA.
Gene es un personaje sorprendente. ¿Qué es lo que más te atrajo de él?
– Gracias. Está muy bien escrito. Si no está por escrito, no está en el set, esa es la realidad. Se puede cambiar por completo el guion si no es bueno, pero en definitiva uno no es un acróbata. Se puede tener un guion como el de Barry que es algo que fluye al leerlo y todo lo que uno debe hacer es avanzar, se ilumina por sí solo.
Es cierto. ¿Entonces cuál crees que es su motivación para estar al frente de la clase?
– Una de las razones es que lo adoran. Otra es que considera que aún es relevante. Yo, personalmente, pienso que lo más importante en la faz de la tierra es ser relevante, y con eso no quiero decir ser famoso, solo me refiero a ser parte del juego. Ayudar en un refugio para perros. Además, Gene es el profesor de grandes actores en la trama… hay mucho talento, tanto en la historia como los que encarnan a los personajes.
¿Te parece que las personas tienden a complicar por demás la actuación?
– Hay una historia famosa. Si en Inglaterra actúas como un cocinero, y en Estados Unidos haces el mismo personaje, en Estados Unidos vas a un restaurante y dices: ‘¿te puedo observar durante algo así como una hora? ¿Puedo dar vuelta a una hamburguesa? ¿Puedo ver qué se siente al hacerlo? En Inglaterra, van a trabajar, se presentan y dicen sus líneas.
¿Qué sentiste al obtener un papel que se convirtió en algo tan icónico?
– Recuerda esto… mi libreto tenía seis líneas en el primer capítulo, por lo que no tenía idea qué iba a suceder conmigo cuando interpreté a Fonzi en la serie Happy Days (Días Felices) cuando tenía 27 años. Todo lo que sabía es que me apegué al guion. Hice un postgrado, vengo del este, soy un actor que estudió, miro esto y no lo puedo hacer funcionar, es absurdo.
¿Qué te parece que tuvo tanto éxito en cuanto al programa y los personajes?
– Garry Marshall, Tom Miller y Eddie Milkis eran el triunvirato de los adultos. En primer lugar, no tomaban la iniciativa. No se podía demostrar actitud durante el rodaje. En segundo lugar, Garry, por alguna razón, lo ambientó en los años 50, aunque era una obra moderna, hecha en la década de 1970. Los integrantes del elenco eran dinámicos. Ron Howard fue un compañero de actuación increíble. Y, por otro lado, en mi carrera tuve a Jason Bateman, y luego a Amy Poehler y Ben Schwartz, y ahora a Bill (Hader) y mi clase. Y Bill es una revelación. La escribió, la produjo, dirigió dos capítulos y además es la estrella –todo al mismo tiempo–.
Sí, parece muy bajo perfil.
– Pero con genialidad. Cuando leí el guion por primera vez no lo podía creer. Estaba tan alejado y por encima del 94% de todo lo que había leído hasta el momento. Luego se me pidió que hiciera una audición. Y respondí: ‘si Robert De Niro también está en la lista, no voy.’ Tenía miedo. Leía con el fantástico director de casting Sherry Thomas y por el rabillo del ojo veía que hacía reír a Bill Hader. Se levantó de su silla. No lo podía creer. Y pasó. Vi a Sarah. Luego volví a casa y dije: a esperar.
¿Esa es la peor parte?
– Así es, realmente. Y luego me llamó y dijo: ‘He escrito dos escenas, te las voy a enviar.’ ‘¿Tú escribiste estas dos escenas?’ ‘Sí, anoche.’ Son increíbles. ‘¿Quieres venir y actuar?’, me preguntó. Y pensé que no, no quería pues tal vez metía la pata. Si me llamas ahora, no sé si me irá tan bien como la primera vez. Entonces ¿sabes qué? Prefiero dejarlo para otra vez. Y después obviamente fui. Le contesté: ‘Sí, por supuesto, Bill. Dime cuándo. ¿Dónde? ¿Dónde quieres que vaya?’
¿Piensas que en algún momento uno pierde el miedo?
– No. Pero te puedo decir que ahora comprendo que el temor anticipado es peor que la realidad. Si siento temor, me dura menos esa sensación y pienso: ‘cállate Henry, sigue adelante, y ya verás cómo hacerlo’.
¿Alguna vez pensaste que actuar en algo tan icónico constituiría un obstáculo más que una ayuda?
– Nunca. Desde los siete años quería ser actor y lo sentía y respiraba, y se lo decía a quién me quisiera escuchar, y lo ponía en práctica. Luego fui a la escuela, fui parte del elenco de reparto del teatro, y después estuve en una obra de Broadway, la primera que hice. Y luego hice publicidad. Más adelante, vine a California y una semana más tarde me presenté a una audición para Happy Days, y luego actué 10 años en Happy Days hasta que se terminó. Después de eso no tenía un plan y sufrí dolor psíquico por andar sin timón, no sabiendo qué iba a hacer. Y la gente decía: ‘wow, lo amamos. Era tan fantástico, pero era Fonzie’, por lo que no me contrataban. Eso duró 10 años, y en ese lapso me dediqué a la producción. Comencé a escribir libros para niños y ahora, aquí estoy.
“La gente decía: ‘wow, lo amamos. Era tan fantástico, pero era Fonzie’, por lo que no me contrataban. Eso duró 10 años”, Henry Winkler, actor.