¿Foul o autogol de la FAO?

La gente se preguntaba cuánto tuvo que pagar el Gobierno para que le entregaran ese “lauro”, consciente como está con el desabastecimiento de alimentos

La mayoría de los venezolanos que soportan la crisis económica que se ha desatado en el país en los últimos dos años de gestión de Nicolás Maduro, no lo podían creer, pero era cierto: la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO)  premiaría a Venezuela por haber reducido la pobreza en el país.

La gente se preguntaba cuánto tuvo que pagar el Gobierno para que le entregaran ese “lauro”, consciente como está con el desabastecimiento de alimentos y la más elevada inflación del país en toda su historia, con niveles que en muchos rubros sobrepasan el dos mil por ciento en los últimos cinco años.

En realidad, o se trata de una mamadera de gallo de la FAO, o el servicio exterior de Venezuela realizó tremendo lobby con los funcionarios de esa dependencia de las Naciones Unidas, para que le fuera concedido tan desproporcionado premio.

Acabamos de saber que Venezuela se ha comprometido a pagar durante el próximo semestre la nada despreciable cantidad de 150 mil dólares, a razón de 25 mil dólares mensuales a la agencia norteamericana de relaciones públicas “FitzGibborn Media”, mediante un contrato firmado por el encargado de Negocios de la embajada venezolana en EEUU, Maximilien Arvelaiz.

Ahora vamos a los números. Venezuela tiene en estos momentos la inflación más elevada del mundo, más de tres dígitos y en camino a una hiperinflación. El salario mínimo de un trabajador venezolano es de 220 bolívares diarios. El ingreso en dólares, si lo contamos con el dólar paralelo que traspasó el umbral de los 450 bolívares por dólar, indica  que la mayoría de la población tiene que vivir con menos de la mitad de un dólar. Las matemáticas son exactas.

Según la FAO, el acceso a la pobreza extrema es el que tocan las personas con ingreso menor 1.25 dólares al día. Si la mayoría  en Venezuela gana menos de esa cantidad, es muy cierta la información de Provea según la cual a finales de 2015 habrán en Venezuela más de 12 millones de pobres, la cual, por cierto, indignó al Gobierno y la descalificaron.

Pero sigamos con  los números. Si un kilo de carne ya cuesta más de 800 bolívares y un  pollo de tres kilos, supera los mil bolívares y el salario mínimo diario es de 220, cómo coño hace un trabajador para comer carne, y terminar de adquirir el resto de los alimentos para el día de comida, los productos de uso personal, los de transporte, medicinas. ¿Diversión?, ni pensarlo. La FAO, beisbolísticamente hablando, metió foul, o se hizo un autogol en términos futbolísticos.

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