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Sumida en un estado que por momentos bordea la psicosis, Francia se lanzó a la búsqueda de al menos uno de los autores materiales de los atentados de París, mientras llora aún a sus muertos y discute sobre cómo encarar la amenaza yihadista.
Un hombre de rostro aguileño, ojos y cabello oscuro, y talla media (1,75 metros), identificado por las autoridades como Salah Abdeslam, es ahora mismo el objetivo número uno de las fuerzas de seguridad galas.
En su cuenta oficial de Twitter, la Policía instó a los ciudadanos a facilitar información sobre ese ciudadano, contra el que se ha lanzado una orden de busca y captura por su presunta implicación en los ataques del viernes.
El llamamiento precisa que en caso de dar con él no hay que intervenir directamente porque es un "individuo peligroso".
Francia ha lanzado también una alerta a sus países fronterizos, especialmente España y Bélgica, ante el riesgo de que el terrorista tratase de infiltrarse en su territorio.
Abdeslam, nacido en Bruselas en 1987, es el hombre que alquiló en Bélgica el Volkswagen Polo utilizado por los yihadistas que atacaron la sala de conciertos de Bataclan, donde se produjo la mayor matanza, con al menos 89 de los 129 muertos.
El sábado por la mañana, antes de que se le relacionara con los ataques, fue parado en otro coche junto a dos individuos en un control de carretera junto a la frontera belga por gendarmes franceses, quienes, tras verificar sus identidades, los dejaron marchar.