Francisco ante una ONU septuagenaria

El mensaje de Su Santidad el Papa Francisco, dirigido a 150 jefes de Estado reunidos el 25 de septiembre en el debate general, fue un rayo de esperanza, que sin dejar de reconocer los pasos dados para encarar las “metas del milenio”

Hace siete décadas las naciones del mundo suscribieron la Carta de la ONU, en momentos en que soplaban vientos de esperanza y promesas de que “nunca mas” se tolerarían los extremos destructivos que sacudieron a la humanidad en la primera mitad del siglo XX. La aparición de nuevos conflictos demostró que los estadistas reunidos en 1945 no fueron capaces de crear el “paraíso” en la tierra, pero por lo menos “evitaron el infierno” como expresó uno de sus primeros secretarios generales Dag Hammarskjold.

Pero lamentablemente en la Asamblea General que se realizó en Nueva York para conmemorar los 70 años de la creación de la ONU, pareciera que en el 2015 estamos en la antesala del “infierno”. Cada uno de los 192 integrantes de la ONU y la sociedad civil están de acuerdo en que ha llegado el momento de transformar la arquitectura de la Organización de las Naciones Unidas, ya que la irrupción de fenómenos preocupantes agravan las amenazas de inestabilidad mundial, causando tragedias humanitarias como los desplazamientos de millones de hombres y mujeres que huyen del conflicto de Siria; o de las hambrunas de África, a lo que se suman  amenazas de destrucción nuclear como las del Irán, agravado con el salto al medioevo del fundamentalismo del Estado Islámico. En nuestro propio país, vemos con preocupación como ha cambiado la dimensión de una generosa tierra de asilo, que abrió sus fronteras a la inmigración, y que se volcó mas allá de sus fronteras para asegurar la independencia de varias naciones, que hoy cierran sus fronteras a nuestros hermanos históricos con efectos de desestabilización humanitaria preocupantes.

El mensaje de Su Santidad el Papa Francisco, dirigido a 150 jefes de Estado reunidos el 25 de septiembre en el debate general, fue un rayo de esperanza, que sin dejar de reconocer los pasos dados para encarar las “metas del milenio” y su necesaria opción preferencial hacia los mas pobres, resaltó los alcances de la doctrina social del siglo XXI, exigiendo que la Comunidad Internacional cumpla con los criterios rectores de la Justicia Social Internacional, para asegurar el desarrollo sustentable de los países mas pobres; que se consolide el bien común universal, a través de reglas solidarias de los organismos financieros internacionales y se respete al hombre para que “ningún individuo o grupo se considere omnipotente, autorizado a pasar por encima de la dignidad y los derechos de otras personas singulares”.

Pero además, trató en su mensaje temas de actualidad, al exponer los alcances de la Encíclica “Laudato si” en la que enfoca el grave problema ambiental, pero orientado a vencer especialmente el “fenómeno de la exclusión social y económica” que sufren millones de habitantes en el globo terráqueo, sin dejar de descartar la condena a la guerra como “negación a todos los derechos”; al narcotráfico y a la corrupción, como elementos de desestabilización brutal. En síntesis, se trata de un mensaje que debe inspirarnos a todos a canalizar con fe los cambios necesarios a los 70 años de creación de la ONU.

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