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Cuando entró en vigencia la nueva Carta Magna había una gran expectativa por los alcances políticos, sociales y económicos que prometió el gobierno que accedía al poder. Lo hizo sustentado en dos premisas básicas, justicia social y participación política. El presupuesto se sustentaría en una economía petrolera que en uno de esos giros históricos se potenció por los precios inimaginables del barril del crudo.
Fue el comienzo de la debacle porque destruyó la base productiva existente. El ansia de poder y control, aunado a la irresponsabilidad con que se manejó tan descomunal cantidad de petrodólares, llevó al país a la ruina. En este 2016 las maquilladas cifras oficiales no pueden ocultar la más profunda e histórica caída de la economía (PIB, inflación, déficit fiscal, devaluación, escasez de alimentos y medicinas), la destrucción del empleo, los conflictos laborales y el incremento de la pobreza.
La caída de los precios del petróleo solo fue un factor más en esa debacle, pues en el momento oportuno no se ahorró ni diversificó la economía. En este contexto, el sueldo que percibe el trabajador por su jornada laboral se volatilizó y no alcanza para cubrir sus necesidades primarias. Pero, con los artificios de los que hace gala el Gobierno para desembarazarse de situaciones comprometedoras, trastocó el artículo 91 de la Carta Magna para esquilmar conquistas laborales y, en la práctica, rebajar el sueldo. Incluso, contradiciendo el artículo 89: “Ninguna ley podrá establecer disposiciones que alteren la intangibilidad y progresividad de los derechos y beneficios laborales. En las relaciones laborales prevalece la realidad sobre las formas”.
Así, por decreto presidencial, a partir del 1 de septiembre el salario mínimo es de Bs. 22.576 y la cesta tique Bs. 42.480; por tanto el ingreso mensual es de Bs. 65.056. Pero ese ingreso es artificial, pues el bono de alimentación no se computa para efecto de jubilación ni vacaciones. Esto es, se comete un fraude en contra de los derechos del trabajador ya que cuando se jubile, ni sus prestaciones sociales ni la pensión incluirán la cesta tique. En otras palabras, ésta ya no es un complemento del sueldo sino que lo sustituye aunque no cuente para ningún otro efecto.
Se prevé otro incremento salarial para noviembre 2016, que sería el quinto de este año, pero ni aun así se logrará recuperar el poder adquisitivo del sueldo, dadas las escalofriantes cifras de inflación que se manejan (alrededor de 500 % para el 2016, según el FMI). Las promesas se las llevó el viento.