Fusilamiento de Piar

La disgregación de las fuerzas ante la ausencia de la unidad militar tuvo que ser atendida por Bolívar a través de un acto de fuerza sobre Piar. El fusilamiento de Piar disuadió a Mariño de buscar un enfrentamiento con Bolívar

El fusilamiento del general Piar ocurrido en octubre de 1817 es uno de los acontecimientos más significativos de toda la guerra. Bolívar con este acto de fuerza y autoridad quiso demostrar a los distintos caudillos regionales que su autoridad como jefe máximo de la revolución republicana no era algo negociable. 

Ya en mayo de 1817 se había reunido en Cariaco un Congreso conformado por jefes republicanos disidentes de Bolívar, en donde Mariño desconoció la autoridad del Libertador. Si bien Piar había logrado el triunfo en la decisiva batalla de San Félix y su prestigio se había acrecentado, Bolívar no podía permitir que la unidad en el frente republicano siguiese erosionándose por las rivalidades e insubordinaciones llevadas a cabo por Mariño, Bermúdez, Páez y Piar. 

El fusilamiento de Piar disuadió a Mariño de buscar un enfrentamiento con Bolívar y más tarde se plegó a las órdenes de éste. Páez, el orgulloso jefe llanero en el Apure, fue el otro importante reto que tuvo que enfrentar Bolívar a lo largo de todo el año 1818. La anarquía y caos prevaleciente en el funcionamiento de las fuerzas rebeldes hasta el año 1817 tenía que ser sustituido por un ordenamiento basado en la legalidad de las cosas bajo la premisa de un gobierno constituido y funcionando. Tarea esta que emprendió Bolívar desde Angostura en los meses finales del año 1817. 

A la insurrección, adueñada del Orinoco y sus principales afluentes, ahora le era fácil operar en un amplio frente hacia todas las direcciones imaginables y con el apoyo cada vez más indisimulado de los británicos, que desde ese momento se empezaron a ofrecer hasta como mercenarios para servir junto a las fuerzas de Bolívar.

Bolívar, como buen sociólogo que fue de la realidad venezolana, sabía ya en ese entonces que el ideal independentista estaba subordinado a los intereses locales de los distintos caudillos regionales y provinciales; por lo tanto había que establecer estratégicas alianzas con éstos si se aspiraba a ganar la guerra. 

Cada caudillo apeló a su propio liderazgo carismático para imponer sus condiciones en el manejo de los propios ejércitos que estaban bajo su mando. La disgregación de las fuerzas ante la ausencia de la unidad militar tuvo que ser atendida por Bolívar a través de un acto de fuerza sobre Piar. El prestigio militar de Bolívar sobre sus díscolos aliados sólo pudo ser reconocido luego del resonante triunfo en la batalla de Boyacá en agosto de 1819, en que casi todos mezquinamente apostaron por su fracaso.

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