jueves, diciembre 12, 2024
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Ganar con el adversario

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Porque la victoria no consiste en humillar y pisotear a tu rival, sino en el respeto y la humildad de saber reconocer que sin él, tú no serías tan fuerte

Antonio estaba nervioso, y no era para menos. Aquel era un día importante. Toda su familia se había reunido, apretados en un sofá en el que no cabía un alfiler. En el ambiente se respiraba felicidad, ilusión compartida, una pasión añeja que se había difuminado con el tiempo, pero que nunca había perdido su significado. Hasta se había vuelto a poner su vieja gorra de las grandes citas, que parecía haber olvidado bajo una fina capa de polvo en la percha. Antonio la sacude y, en un grito interno de entusiasmo, lee en ella “¡Vamos Rafa!”.

Después de tanto tiempo, Rafa Nadal volvía a batirse en una final con Roger Federer, uno de los duelos más emblemáticos de la historia del deporte. Lo que Antonio experimentaría en ese salón, junto a los suyos, trascendería más allá de lo deportivo. Iría cargado con unos valores de elegancia, deportividad, respeto, perseverancia, firmeza, determinación… Tal fue la riqueza del momento, que sería improbable pensar que ganó Roger Federer si se viera la manera en que la familia lo celebró cuando acabó el partido. Pero es que no hubo un solo ganador; también ganó Rafa Nadal; también ganaron Antonio y su familia; y, en definitiva, también ganamos todos.

Los valores que desde siempre han acompañado al deporte y que estos últimos años parecían olvidados se mostraron con más brillo que nunca. Recordamos lo que era saber perder, pero sobre todo, lo que es saber ganar. Porque la victoria no consiste en humillar y pisotear a tu rival, sino en el respeto y la humildad de saber reconocer que sin él, tú no serías tan fuerte. Albert Camus dijo una vez que todo cuanto sabía con certeza sobre la moral y las obligaciones de los hombres, se lo debía al fútbol.

No es casualidad que en las solicitudes a las mejores universidades del mundo sea obligado contestar “¿Qué deporte practicas?”. El enriquecimiento que produce el deporte va más allá de lo físico. Aprender a jugar en equipo, saber que cada uno es necesario, confiar en tus compañeros, en tu entrenador y en ti mismo son cosas tan importantes o más que el entrenamiento físico.

“El deporte tiene el poder de transformar el mundo”, decía Nelson Mandela. “Tiene el poder de inspirar, de unir a la gente como pocas otras cosas… Tiene más capacidad que los gobiernos de derribar barreras raciales”.

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