¡Gloria al bravo pueblo!

 

Yo seguiré en pie de lucha marchando y protestando, jamás con violencia pero sí con tres armas que son: La fe, mi bandera y la Constitución ¿y tú qué vas hacer?. ¿Hasta cuándo más podemos soportar este caos?

Bendito sea el caos, porque es síntoma de libertad. Enrique Tierno 

Ya está por terminar el mes de abril de 2017 y tengo muchos años escuchando movimientos de cambios  en la sociedad, en la economía y en la política, el mundo sigue avanzando, Donald Trump es presidente de Estados Unidos, Fidel Castro murió, Colombia está preparando a sus candidatos para próximas elecciones, y lo más triste es que aquí en Venezuela muchos siguen esperando su caja del CLAP y que algún día llegue el Internet, ¿hasta cuándo más podemos soportar este caos? ¿Cuándo podemos salir de esta sombra o más bien de esta mentira?. Lo peor de esta respuesta es que los países no tocan fondo, ni económicamente, ni socialmente, tenemos los casos de Cuba y países africanos donde llevan años viviendo un caos y no pasa nada.

En las últimas semanas he podido ver al bravo pueblo venezolano activado en las calles, haciendo plantones, jóvenes caminando y exigiendo algo que por derecho nos toca, como son las elecciones de gobernadores y alcaldes, también he visto con mucho asombro e indignación como el canal de todos los venezolanos (VTV) dice que un tanque es un vehículo que reparte paz; existen otros hechos que me hacen entrar en cólera como por ejemplo que las cajas del CLAP estén llenas de productos mexicanos, teniendo nosotros tanta capacidad para producir.

Es momento de aguante, de continuar en pie de lucha, protestando, marchando, apoyando al que se queda y trabaja, evitemos convertirnos en un país de quinta, seamos el ejemplo en nuestra comunidad, en nuestro barrio, en nuestra urbanización.

Construyamos un país para la próxima generación, con pequeños cambios. Hoy como venezolano te invito a: hacer actividades en tu comunidad, que estimule el aprendizaje en los niños; hacer conversatorios sobre economía del hogar; estimular la fe y el respeto; reafirmar valores; apoyar al compañero deprimido y sobre todo, realzar las cosas buenas que aún tenemos. 

Con todo lo que está pasando me apego a la conclusión que un especialista dio a finales del año pasado en la ciudad de Caracas, “somos un pueblo de paz, empujado por el resentimiento y la ira de otros a llenarnos de sangre, somos los ciudadanos comunes los que debemos mirar hacia adelante evitando contagiarnos y mirando como la salida menos dañina para mi país la negociación y no las armas”. Yo seguiré en pie de lucha marchando y protestando, jamás con violencia pero sí con tres armas que son: La fe, mi bandera y la Constitución ¿y tú qué vas hacer?.

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