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Desde el presidente Maduro, pasando por todos sus ministros, emisarios, voceros, y hasta la ilustre canciller, al hablar de la Carta Democrática Internacional (CDI), repiten una y mil veces la misma cartilla: “Luis Almagro es un intervencionista”, “Con la Carta Democrática llegarán los marines norteamericanos a invadir Venezuela”, “Almagro es cachorro del imperio yanqui” y “quien defienda la aplicación de la Carta Democrática es un traidor a la Patria”.
Pues resulta que estos personajes, que tanto hablan de este instrumento, o ni se lo han leído o simplemente disfrutan insultando y amenazando, sin saber siquiera, que lo que están haciendo gala es de su ignorancia en la materia.
Dentro de los principios de la CDI se establece “promover y consolidar la democracia representativa dentro del respeto del principio de no intervención”. Así es “de no intervención”, si los funcionarios de gobierno no leyeron ni el principio, mucho menos ahondaron en el final de este documento, que en su contenido faculta además al secretario general de la Organización de Estado Americanos a invocar este instrumento para restablecer un proceso institucional democrático en riesgo, en este caso, el de Venezuela.
Como venezolano, mil gracias a Almagro por todos sus esfuerzos para visibilizar ante el mundo la verdadera cara del régimen antidemocrático venezolano, por llamar las cosas por su nombre y calificar de dictadura lo que nos rige.
Es claramente una dictadura un gobierno que secuestra el derecho al voto de sus ciudadanos, que mantiene tras las rejas y somete a trato indigno a más de 100 venezolanos cuyo único delito ha sido pensar distinto y defender los derechos ciudadanos, que somete a férrea persecución a líderes de oposición, que desconoce al Poder Legislativo y pisotea el principio democrático de la autonomía de poderes, que maneja a su antojo el Poder Judicial y que hace de la represión y el psicoterror sus principales instrumentos de poder.
Cuántas vidas se habrían podido salvar, cuánto dolor se habría evitado, cuánta hambre se habría mitigado, si en mayo de 2016 se hubiese atendido el primer alerta de Almagro sobre Venezuela, pero, el ciego interés de este régimen por el poder logró, vía petrochequera, que los países miembros de la OEA, desviaran su mirada y se negaran a fijar posición y exigir soluciones para un pueblo que sufría desde entonces una crisis que luego de un año, se ha agravado alarmantemente. No perdamos esta segunda oportunidad y avancemos hacia el restablecimiento de nuestra democracia.
Hoy la presión hacia Venezuela es más pertinente y urgente que nunca, con el respaldo de instancias como la OEA, ONU, CIDH, Parlamento Europeo, las naciones democráticas, la Iglesia y la Asamblea Nacional, entre otros entes y naciones, lograremos derrotar esta dictadura.
Tal como ha planteado Almagro, la intención final no es suspender ni aislar a Venezuela de la OEA, la real pretensión es lograr la presión necesaria para permitir que nuevamente sea el soberano el que decida con su voto, a través de elecciones libres, con condiciones claras y observación internacional calificada, su propio destino, que se logre finalmente la libertad para todos los presos políticos, el cese a la persecución de los líderes de oposición y el retorno de los exiliados. También exigir al Poder Ejecutivo a solventar de forma inmediata la vulneración de los derechos básicos de la población como el acceso a alimentos, servicios de salud y el derecho a la vida. Otro aspecto fundamental que debe ser restablecido de forma inmediata en Venezuela es el equilibrio y respeto entre los poderes del Estado.
Gracias a la bandera de libertad y defensa de los derechos que ha enarbolado con fuerza Luis Almagro, hoy avanzamos hacia la recuperación de nuestra democracia. La Asamblea Nacional ha dado un paso histórico al aprobar la solicitud a los países miembros de la OEA para la aplicación de la Carta Democrática Interamericana y combatir así la dictadura en Venezuela.
Con todos estos frentes que se están formando, sumados a la presión de los ciudadanos en la calle, doblegaremos a este régimen, que ya se muestra atemorizado, por ello responde con amenazas e insultos.
La lucha por una mejor Venezuela nos mueve, y el esfuerzo de Almagro por combatir la dictadura nos motiva y conmueve. Así que adelante con ese esfuerzo, los venezolanos que sufren día a día, lo valoran y agradecen. Mil Gracias Almagro.