Vecinos del sector han presentado la denuncia en repetidas ocasiones a Hidrolago para las reparaciones necesarias que requiere el inmenso hueco de tres metros de longitud por dos metros de profundidad que se hace evidente en la zona
Habitantes del sector indican que el último reclamo hecho fue hace 15 días y la respuesta que recibieron aseguraba un camión de arena para tapar el agujero que actualmente se extiende a tres metros de longitud por dos metros de profundidad.
Luego de 114 denuncias hechas a la hidrológica, según asegura Carmen Díaz, habitante de las casas aledañas a Cañada Zapara, los vecinos de la zona se mantienen a la expectativa de que se repare totalmente el caso del socavamiento del suelo como consecuencia de la ruptura de una tubería de aguas blancas en la avenida 3 con calle A del sector 18 de Octubre.
“Nosotros estamos sin agua, pero esa tubería siempre bota agua”, sostuvo Díaz, y explicó que luego de un reporte publicado por La Verdad y luego que el agua sobrepasara, durante 8 meses, el límite del hueco formado, la hidrológica se acercó a reparar el problema, pero las medidas tomadas no fueron suficientes.
Insuficiencias
Actualmente la fuga de agua disminuyó gracias a unos tacos de madera, pero una vez que el agua corre en grandes cantidades, el problema sigue. Ya no es solo el desperdicio de aguas blancas o las enfermedades que se han propagado por la plaga acumulada en el lugar, sino los accidentes que ocurrieron y pueden ocurrir aún si no se le encuentra un fin real a la problemática.
Más de ocho familias se afectaron por dengue, entre ellos, varios menores de edad. Incluso una mañana un carro en retroceso cayó accidentalmente al agujero porque la conductora no se percató de que estaba allí.
Según indican, el ingeniero y supervisor que asistieron para atender el caso a principios de este año dijeron que necesitaban colocar una faja, pero aseguraron no tener ni el material ni el equipo de soldadura apto para hacerla.
“La tardanza es que caiga un aguacero porque las aguas que cruzan en la esquina se caen y bajan a la cañada. Es un peligro para los niños. No pueden jugar afuera porque ya eso no tiene protección”, puntualizó Patricia Espina, habitante del sector desde hace 30 años.