sábado, diciembre 14, 2024
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Hace 26 años Wilson Álvarez le mostró al béisbol su no-hitter

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Este 11 de agosto se cumplen 26 de años de la hazaña conseguida por Wilson Álvarez en las Grandes Ligas, con solo 21 años el zuliano logró dominar una toletería encabezada por Cal Ripken Jr

Hoy se cumplen 26 años de la hazaña que consiguió Wilson Álvarez en las Grandes Ligas. El zurdo se convirtió el 11 de agosto de 1991 en el primer criollo en lanzar un no hitter en las mayores, y lo logró en apenas su segunda apertura en el mejor béisbol del mundo, en su debut con los Medias Blancas de Chicago, cuando visitaron a los Orioles de Baltimore. 

Con solo 21 años, el zuliano dominó a una toletería encabezada por Cal Ripken Jr. y silenció a los locales en el Memorial Park, donde concedió cinco boletos y abanicó a siete rivales, incluyendo a Randy Milligan para el out 27 del juego.

Camino a la hazaña

Horas antes de subirse al montículo el nerviosismo se apoderaba de aquel joven lanzador de 21 años, pautado para abrir el segundo juego de su carrera en las Grandes Ligas, ante los Orioles. Por su mente, rondaban las escenas grises de su debut, con Texas en 1989, cuando recibió par de jonrones y tres carreras limpias sin siquiera sacar un out.

Ese novel serpentinero se alistaba para estrenarse con los Medias Blancas de Chicago, en el Memorial Stadium, de Baltimore. Los patiblancos lo obtuvieron en un cambio con los texanos el 29 de julio de 1989 y consideraban que ya estaba listo para retornar a las Mayores. No se equivocaron: tiró un no hit, no run ese día.

En su tarde, la labor del zurdo comenzó de la mejor manera. Ponches a Mike Devereaux, Juan Bell y Cal Ripken Jr., primeros tres bateadores de los oropéndolas, despejaron su mente para seguir con lo que, eventualmente, se convirtió en el primer no-hitter para un venezolano. “Eso fue un alivio porque ponché a Cal Ripken Jr., considerado uno de los mejores”, dijo Álvarez en teleconferencia. “Ahí yo dije: ‘Hey, yo puedo lanzar, solo tengo que hacer mejores lanzamientos. Si ponché a este hombre, puedo hacer mi trabajo’”.

Susto

Los innings transcurrieron sin que el marabino advirtiera su ritmo. En la baja del octavo tramo, el receptor Bob Melvin soltó una línea entre los jardines derecho y central. Parecía imposible que cayera en el guante de un patrullero, pero el centerfielder Lance Johnson corrió cual ejemplar hípico ganador y se deslizó para evitar el primer indiscutible de Baltimore. En ese momento, Wilson descubrió su accionar.

“Durante el juego, cuando eso pasa, nadie te habla y nadie se te acerca. Yo me sentaba al final del dugout, solo. No me había dado cuenta (del no-hitter) porque estaba concentrado en lanzar mis pitcheos”, agregó Álvarez. “Me di cuenta cuando Lance Johnson se tiró de cabeza para atrapar la línea. Cuando él la agarró, se paró y levantó el guante en la misma dirección de la pizarra. Y dije: ‘Dios mío, pero si a mí no me han dado hits’.

De ahí en adelante, el criollo comenzó a cuidar más lo suyo. De hecho, en el último capítulo dio bases por bolas seguidas a Ripken y Dwight Evans. Le tiró un strike al primero de ellos y un gesto de su catcher, Ron Karkovice, fue la alerta para no retar al eventual miembro del Salón de la Fama.

Momento memorable

“Esos boletos fueron para proteger el juego. El coach de pitcheo me dijo que estábamos ganando 7-0, que no le diera nada bueno a Ripken. Entonces me concentré”, siguió el “Intocable”, quien recibió una botella de champaña cortesía de su compañero Oswaldo Guillén al finalizar el histórico compromiso. “Karkovice me hizo una seña para que no le tirara strikes a Ripken para proteger el juego sin hits”.

 

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