Hace
Luego de un año de crisis monetaria donde la escasez de efectivo ha ido en crecimiento, el futuro que se nos avecina es aún más preocupante, porque como lo señalé a principios de este año en este medio de comunicación en un artículo de opinión titulado “El nuevo cono monetario no es la solución”; porque la solución al problema partía de reducir el gasto fiscal del Gobierno y con ello el déficit público generado por él, así como de su financiamiento monetario que superaba el 90 %, para de esa forma paliar los altos niveles de inflación.
El titular de mi artículo obedece a que cuando se comparan los indicadores de hace un año reportados por el Banco Central de Venezuela con los actuales, la situación propende hacia un colapso, peor al vivido hace un año con el billete de 100 bolívares, en razón de ello vayámonos a la cifras.
Hace un año la liquidez monetaria (agregado monetario compuesto por monedas, billetes y depósitos en cuenta corriente en poder del público, también denominado circulante, más los depósitos de ahorro, a plazo entre otros), era de 8,3 billones de bolívares fuertes y hoy es 71,6 billones con un crecimiento de 763,07 %.
Mientras, la base monetaria (cantidad total de billetes y monedas emitidos por el Banco Central en poder del público y depósitos no generadores de intereses, mantenido por las instituciones financieras públicas o privadas en el Banco Central. También es conocido con el nombre de dinero de alta potencia, dinero primario o pasivos monetarios del Banco Central), pasó de 3,9 billones de bolívares fuertes en noviembre de 2016, a 46,2 billones en noviembre de 2017, con un incremento exponencial de 1084,61 %.
Lo narrado en los dos párrafos anteriores deja entrever que el Banco Central de Venezuela creó más dinero que el propio sistema financiero, cuando la racionalidad económica plantea lo contrario; en razón de ello el multiplicador monetario (Liquidez monetaria /Base monetaria), en un año pasó de 2,11 a 1,55; restringiendo con esto el nivel de intermediación financiera y la creación de dinero secundario por parte de la banca, cuyo coeficiente caja o encaje legal estimado pasó del 47% al 64%, por ser este el inverso del multiplicador monetario.
Esta perversión en el manejo de la política monetaria, tiene como magro indicador que hace un año precisamente, la cantidad de monedas y billetes como componente de la liquidez monetaria pasase de 678,93 millardos de bolívares fuertes representando el 8,19% a 4,3 billones, significando el 6,02 %, de la misma, con un crecimiento anual del 534,21 %, en pocas palabras menos de la mitad de lo que creció la base monetaria; por ello la crisis de efectivo tiende agudizase, por el desequilibrio entre el incremento del nivel de efectivo y la base monetaria; representando históricamente el efectivo como componente de la liquidez el 11 % .