Necesitamos
Reflexionando sobre la evolución política y económica mundial, llegamos a la conclusión que Venezuela puede enfilarse definitivamente hacia un progreso constante y perdurable en el tiempo, si modificamos la estructura del Estado venezolano. Ese cambio copernicano debe partir educando a los venezolanos a ser unos ciudadanos del un mundo moderno, donde entendamos que somos libres, porque somos capaces de alcanzar cualquier meta que nos tracemos como sociedad.
Este giro tendría que ser impulsado por unos líderes que tengan una visión cosmológica del mundo y sepan interpretar la historia en tiempos modernos, para así poder llevar a cabo un gran proyecto que satisfaga los intereses del gran pueblo venezolano. Esto nos lleva a superar los traumas del pasado, los errores cometidos y entender que tenemos que abrirnos al mundo y dejar de buscar enemigos o ver fantasmas para explicar los males que nos aquejan.
Nuestros líderes deben saber que cuentan con un gran país y unos gloriosos republicanos, deben asimilar los anhelos de nuestro pueblo y convertirlos en ofertas concretas que entusiasmen a la población, y la lleven a participar en la construcción del futuro de progreso. Es necesario desarraigar la cultura; Estado asistencialista e interventor y acoplarse en un modelo político que genere empleos y traiga grandes inversiones al país, siendo idealista cuando las circunstancias ameriten serlo, siendo pragmático cuando esto beneficie a nuestro pueblo. Necesitamos un gobierno que tome posturas políticas firmes, cuando se socaven nuestros intereses como nación. Dejemos que nazca una nueva Venezuela bajo la visión de un hombre de avanzada, que ponga por delante la justicia social, la equidad, la libertad y todos aquellos valores y principios que constituyan los cimientos de una nueva Venezuela.
Una Venezuela transformadora y equitativa donde se defienda al más desasistido y se ampare al más débil, donde se equilibren las injusticias de manera racional y no arbitrariamente. Nuestra nación es un todo, donde convergen un cúmulo de ideas y formas de ver la vida, que se deben tomar en cuenta sin desprecio y sin ningún tipo de exclusión, para edificar una sociedad moderna que busque el verdadero progreso en ellos mismos y no en la ayuda del gobierno de turno. Concibiendo nuestra República de esta manera podemos coadyuvar a nuestros gobernantes a la conducción de nuestro país.