Hacia un autoritarismo cerrado

En estos estudios, el Régimen híbrido de Venezuela se catalogaba al lado de países como Malí, Bosnia, El Líbano, Ucrania, Uganda y Georgia, por citar los más importantes

La comunidad internacional discute hoy, si en Venezuela existe o no una democracia. Para el secretario general de la OEA en nuestro país “no hay democracia ni Estado de derecho”. Para el canciller de Uruguay existe una “democracia autoritaria” y para el resto de los países del Mercosur, está en seria duda la existencia de ésta. Pero, ¿Qué criterio tienen los cientistas políticos y organizaciones, que en el mundo monitorean la vigencia de la democracia, a través de numerosos índices e indicadores? Estos coinciden en afirmar, desde hace varios años, que Venezuela no es una democracia, sino un régimen al que catalogan como Régimen híbrido. Para los especialistas, existen cuatro tipos de regímenes políticos: Democracias plenas, Democracias débiles, Regímenes híbridos y Regímenes autoritarios. 

En los Regímenes híbridos, se observan presiones sobre la oposición y sus candidatos; grandes debilidades en cultura política, funcionamiento de los gobiernos y participación política; corrupción generalizada y débil Estado de derecho; persecución y presión sobre los medios de comunicación y periodistas; Poder Judicial no independiente; y además, procesos electorales con irregularidades sustanciales y en consecuencia, no justos ni libres. En estos estudios, el Régimen híbrido de Venezuela se catalogaba al lado de países como Malí, Bosnia, El Líbano, Ucrania, Uganda y Georgia, por citar los más importantes. 

En el mundo académico para referirse a regímenes como el venezolano, se usan términos como: semidemocracia, pseudodemocracia, semiautoritarismo, autoritarismo blando, dictablanda, autoritarismo electoral o autocracia electoral. Estos regímenes como el nuestro, no van hacia una mayor democracia sino al contrario, son simples involuciones hacia regímenes que utilizan la legitimación electoral para ser mas autoritarios, como sucede en Bolivia, Nicaragua, Rusia, Zambia y Zimbabue. 

El gran problema de estos regímenes se presenta cuando pierden el apoyo popular y ya no les es posible la “legitimación electoral” como es el caso del régimen Chávez-Maduro en Venezuela. En estos casos, los regímenes híbridos se convierten en autoritarismos dictatoriales, desconociendo abiertamente los elementos básicos de cualquier democracia. Devienen en autoritarismos hegemónicos o cerrados, como está ocurriendo en nuestro país. Por ello, estamos al margen de la Carta Democrática  de la OEA y de los requerimientos democráticos del Mercosur, por lo que Almagro puede expresar que en Venezuela, “no hay democracia ni Estado de Derecho”. 

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