La venezolana Érika del Valle Ortiz Jiménez, de 23 años, fue hallada muerta dentro de una maleta el domingo 13 de abril en el distrito de Puente Piedra, en Perú.
Miembros del “Tren de Aragua” presuntamente asesinaron a la joven connacional. Los sujetos la secuestraron el pasado sábado 5 de abril, cuando viajaba en un mototaxi que recibió varios impactos de bala.
Érika, madre de una niña y residente en Comas, quedó identificada gracias a sus tatuajes, que funcionaron como piezas claves para que las autoridades pudieran dar con su identidad.
Un video difundido en redes sociales muestra a la joven con varios tatuajes en su cuerpo, entre ellos el de la palabra “familia” en la pierna derecha, un diseño que coincidió con el hallado en el cadáver dentro de la maleta.
Otros tatuajes que fueron clave para su identificación fueron mariposas que decoraban su mano y sus brazos, además de una inscripción en su cuello y otras en su oreja derecha, como un rosario y la frase “Jesús Leymar” en su brazo izquierdo.
Según sospechas de la Policía Nacional del Perú (PNP), el objetivo de los delincuentes era claro: el “Tren de Aragua” había puesto sus ojos en Érika desde que la captaron con engaños para explotarlas sexualmente, y querían que siguiese en el negocio.
En el caso de Érika, el grupo criminal la engañó y la trajo a Perú con promesas de trabajo, pero la capturó. Las autoridades confirmaron que facciones del “Tren de Aragua” la sometieron a la trata de personas y la transportaron a Perú para explotarla sexualmente.
La red criminal, que opera en zonas como San Martín de Porres, Comas, Los Olivos y Puente Piedra, capturó a la joven, al igual que a muchas otras mujeres migrantes, bajo engaños y la sometió a la esclavitud sexual.
Fuente: Infobae
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