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Venezuela se ha convertido en un país con hambre de justicia y sed de libertad. Desde hace más de 15 años un régimen opresor ha usado el poder a su conveniencia sin importarle los intereses de su pueblo. Hoy, cuando enfrentamos la crisis política, económica y social más grande que se haya visto en el país, estamos convencidos de que el cambio es urgente.
Nuestro líder Leopoldo López en reiteradas ocasiones ha hecho un llamado al despertar del pueblo, al despertar de la conciencia y por ello, está encarcelado injustamente en Ramo Verde desde hace más de un año y hace pocos días junto con Daniel Ceballos inició una huelga de hambre con unos claros petitorios: 1) Liberación de todos los presos políticos, de los estudiantes y regreso de los exiliados; 2) Cese de la represión y persecución contra quienes adversan al régimen, y 3) Exigir al CNE la fecha de las elecciones para la Asamblea Nacional y que se garanticen condiciones electorales equitativas bajo la observación de la OEA y la Unión Europea.
Esta huelga de hambre a la que también se han sumado en las últimas horas el diputado al CLEC, Julio César Rivas, los estudiantes Raúl Emilio Baduel y Alexander Tirado “el Gato de Aragua”, representa el clamor de un pueblo que tiene hambre de justicia ante los atropellos que comete un régimen que cada día pierde más popularidad, que cada día está más marcado por desastres administrativos y dudosas actitudes como, por ejemplo, el silencio cómplice de los personeros del Gobierno y del entorno de Maduro por la detención infraganti de la jueza revolucionaria Mirian Morandi en compañía de un narcotraficante.
El pueblo tiene hambre de justicia ante vejaciones como a la que fue sometida mi hermano Daniel Ceballos, quien a las 4:30 de la mañana fue trasladado a una cárcel común. El Gobierno no respetó las medidas de protección de la CIDH de las que goza Ceballos. No le permitieron recoger sus pertenencias. Su familia y sus abogados no fueron notificados del cambio de centro de reclusión.
Estamos cansados de ver como a los estudiantes que están en la tumba se le violan reiteradamente sus derechos, y los someten a torturas psicológicas sin siquiera dejarlos ver la luz del sol. Los venezolanos no quieren esto, el pueblo tiene hambre de justicia y exige que esto acabe.
La huelga de hambre iniciada por Leopoldo también es hambre de justicia por los atropellos cometidos contra su familia y sus hijos, a quienes estuvo más de ocho meses aislado sin verlos. La huelga de hambre iniciada por estos valientes líderes también es por los apagones, por la inflación, por la inseguridad, por la corrupción de este régimen, por la devaluación, el chip de gasolina, el desempleo, falta de agua, el desabastecimiento y mil catástrofes más que nos ha traído este mal llamado socialismo. Sin duda somos un pueblo con hambre de justicia, de libertad y de paz.
No podemos quedarnos cruzados de brazos mientras el país se hunde en un infierno rojo, mientras atravesamos la peor crisis aunado a la utilización de las instituciones para aniquilar a los liderazgos de oposición, a la violación constante de la Constitución, de los derechos humanos y de la dignidad.
Por eso el mensaje grabado por Leopoldo cuenta con el respaldo de la gente. Porque no puede ser más unitario un llamado que es un clamor en el sentir de la gente que se siente atropellada. Este sábado 30 de mayo tenemos la oportunidad de continuar nuestra lucha democrática, cívica, pacífica y constitucional que tanta angustia y disminución de popularidad le ha causado a este régimen. Atendiendo al llamado de Leopoldo, en Maracaibo a las nueve de la mañana saldremos vestidos de blanco desde la Plaza de Indio Mara hasta la Basílica, llenos de fuerza y fe, dispuestos a darlo todo por Venezuela al igual que Leopoldo, Daniel, Ledezma y todos los estudiantes.