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Mantenerse comunicado a través de la web o de redes internas en la Universidad de Los Andes (ULA), en Mérida, es cada vez más difícil, debido a que los ladrones robaron la fibra óptica que le permite a una de las principales casas de estudios del país mantenerse comunicada. En el campus informaron que esta es la onceaba vez que ocurre algo similar.
Leonardo González, jefe del departamento de telecomunicaciones de la institución, destacó en su informe los eventos ocurridos que mantienen las dependencias universitarias sin ningún tipo de conectividad.
“La plataforma de fibra óptica de la Universidad de Los Andes es víctima del vandalismo que vemos en todo el territorio nacional relacionado con el robo de cables. Durante el año sufrimos 11 incidentes en la plataforma de fibra”, reseña el informe, que también describe el lugar y fecha de cada uno de los ataques sufridos por la Universidad de Los Andes.
De terror
El primer corte y daño de fibra óptica se produjo en el área del Centro Interamericano de Desarrollo e Investigación Ambiental y Territorial (Cidiat), donde los técnicos de la universidad repusieron más de 150 metros de cableado. La situación se presentó en enero y se solventó la falta de conectividad en mayo.
En junio pasado, la Facultad de Ciencias, ubicada en el sector La Hechicera, de Mérida, estuvo cerca de una semana sin conexión, debido al corte y robo de tres metros en la conexión interna de fibra óptica entre las facultades de Ciencias e Ingeniería.
En el núcleo Alberto Adriani, en El Vigía, también se llevaron más de un kilómetro de cableado, lo que mantiene a esta dependencia universitaria sin conexión desde el 21 Julio. Mientras que en agosto pasado, un nuevo corte en la fibra óptica del Cidiat dejó sin conexión a la institución desde el 20 de agosto al 20 de septiembre.
El 29 de agosto 250 metros de fibra óptica fueron cortados y robados; esta situación se presentó en el conjunto Pedro Rincón Gutiérrez, de La Hechicera, donde se encuentran las facultades de Ciencias, Ingeniería y Arquitectura. Solucionaron la situación el 4 de octubre.
Desde el 15 de octubre los estudiantes de la facultad de Medicina y el personal universitario que ahí labora no tienen conexión, debido al corte de la fibra óptica en los edificios de Anatomía Patológica y Cirugía Experimental. El problema aún persiste.
El 2 de noviembre los técnicos universitarios solventaron los daños que generaron el corte y robo de siete metros de cableado frente al Facultad Ciencias Jurídicas y Políticas de la ULA, el problema afectó el servicio de voz y datos de todo el sector norte de la red universitaria.
Fue el pasado 12 de noviembre cuando se registró el último ataque a la fibra óptica de la universidad. En esta oportunidad los delincuentes ocasionaron un corte de tramo de fibra va hacia el núcleo universitario de La Hechicera.
Garra larga
En el núcleo universitario Pedro Rincón Gutiérrez de la ULA, en el estado Táchira, tampoco escapan a la acción delictiva de quienes adoptaron el robo de cables y fibra óptica como medio para lucrarse al vender este material en el mercado negro.
El 24 de mayo se produjo el primer ataque a la fibra óptica de la ULA-Táchira. Esto dejó sin conectividad a la extensión universitaria hasta el 23 de junio. Pasado un poco más de un mes, un segundo corte de la fibra óptica desconectó a los ulandinos del Táchira desde el 28 de julio al 18 de septiembre, día en que fue solventada la problemática para que el 14 de octubre una tercera intervención delictiva desconectara la universidad hasta el 19 de octubre.
Atención autoridades
Mario Bonucci, rector de la máximas casa de estudios de los Andes, manifestó su pesar por la situación, “atacando a la universidad venezolana, a la ULA y esto como universitarios nos entristece, pues no hay instituciones más democráticas y que hayan aportado más al país que las universidades que hoy son atacadas por el Gobierno nacional y por las acciones delictivas, que cada día se incrementan”.
Llamó a las autoridades policiales para que emprendan las acciones de seguridad correspondientes para el resguardo del patrimonio universitario, “que no es más que el patrimonio de Mérida, Táchira, Trujillo y Venezuela”.