
Benjamin Brafman, abogado del productor, adelantó tras la vista que su cliente se declarará “no culpable” por los presuntos delitos de violación y abuso sexual
Después que el productor de cine, Harvey Weinstein fuera acusado en Nueva York de violar a una mujer y de forzar a otra a practicarle sexo oral. Se inicia así el primer proceso criminal en Estados Unidos contra la que fuera una de las figuras más poderosas de Hollywood, siete meses después de que empezara la cascada de denuncias que dieron vida al movimiento #MeToo (yo también).
El cineasta llegó a Nueva York en un vuelo privado la noche del jueves. Pasadas las 7.00 de la mañana, hora local, se entregó en la comisaría de Tribeca, el barrio donde fue “el rey”. Hora y media después de completar su ficha policial, abandonó la comisaría esposado y sonriente para declarar ante el juez Kevin McGrath en la corte penal en Manhattan.
El magistrado lo dejó en libertad tras imponerle 10 millones de dólares de fianza, de los que un millón los pagó en efectivo. La cifra es mucho más alta de los dos millones que, se especulaba, había pactado con el fiscal Cyrus Vance. Además tuvo que entregar su pasaporte y llevará un brazalete electrónico.
Benjamin Brafman, abogado del productor, adelantó tras la vista que su cliente se declarará “no culpable”. “Actuaremos rápido para que se desestimen los cargos”, asegura el letrado. Considera que las evidencias presentas no se sustentan en un juicio y violan sus derechos. “Este caso se resolverá favorablemente para Harvey Weinstein si llega a juicio y asumiendo que el jurado no está contaminado por el movimiento #MeToo”, aseguró, “la mala conducta en la industria no se juzga en este caso”.
Violación y abuso sexual a dos mujeres son solo unos de los delitos por los cual fue hallado culpable.