China
Durante milenios China basó su sistema político en monarquías hereditarias llamadas dinastías, la última de las cuales fue derrotada en 1911 por la República de China, hecho inmortalizado en el film el “Último Emperador”, galardonado con nueve Óscar. La República de China gobernó al país hasta 1949 cuando el partido comunista ganó la Guerra Civil y fundó la República Popular China.
En 1950 aparece Mao Tse-Tung, el mayor asesino que ha tenido la humanidad quien dejó a Hitler y a Stalin como niños de pecho. Su purga revolucionaria que duró hasta 1957, causa 800 mil muertos. En 1958, su plan económico y social el “Gran Salto Adelante” (expropiación y entrega de haciendas a las comunas, como el chavismo), produjo la hambruna que mató a 45 millones de campesinos, uno de los fiascos políticos más grandes de la historia.
En 1966, Mao lanza la Revolución Cultural, que perduró hasta su muerte y que con sus famosos “Guardias Rojos” (colectivos armados de aquí) acabó con la clase media y trabajadora y acarreó 50 millones de presos políticos (procapitalistas) de los cuales fallecieron unos 20 millones El genocidio social provocado por el comunismo en China se calcula por los más conservadores en unos 60 millones de muertos.
Con el fallecimiento de Mao en 1976, Deng Xiaoping, juzga y condena a muerte a la “Banda de los Cuatro” que incluía a la viuda de Mao por los excesos cometidos y la ruina de la China feudal, y emprende la vuelta a la economía de mercado y a la creación de empresas de corte capitalista aunque bajo el dominio total del partido comunista. El lema “es mejor ser pobres bajo el socialismo, que ricos bajo el capitalismo” (tipo Chávez), fue sustituido por “la pobreza no es socialismo”.
Desmantelaron las granjas colectivas y privatizaron las tierras y las industrias, y ya para los 90, cerca de 150 millones de campesinos habían salido de la pobreza. Actualmente, China se comporta en el escenario mundial como una potencia capitalista y cuenta con 251 multimillonarios, cada uno con más de mil millones de dólares en sus cuentas privadas. No cabe la menor duda que el fracasado comunismo, es el camino más largo hacía el triunfante capitalismo. Más claro no canta un gallo. Que oiga quien tiene oídos…