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La angustia, la impotencia y el dolor transfiguraban el rostro de Nora Ramírez, madre de Alexánder Javier Bozo (33), mejor conocido como el "Chiquito"; aseguró que su hijo nunca tuvo problemas con nadie, era decente, responsable y trabajador. Las lágrimas le corrían por el rostro cuando recordó los tres balazos que le dieron en el pecho los funcionarios de la Policía regional.
El día del asesinato, el presunto delincuente trabajaba como herrero en un taller del sector Los Altos, parroquia Francisco Eugenio Bustamante, al oeste de Maracaibo, cuando de pronto una comisión policial lo sorprendió y sin mediar palabras le disparó en reiteradas oportunidades dejándolo muerto en el sitio. Al salir de su vivienda, la madre del joven lo halló tendido en el suelo sobre un charco de sangre espesa, así lo detalló un allegado a la familia Bozo.
La versión policial es diferente, el antisocial era un sicario y extorsionador de la banda de Willy Meleán, por eso lo buscaban. Al dar con su paradero le dieron la voz de alto, no acató, prefirió accionar un arma de fuego contra ellos, producto del intercambio de disparos cayó abatido.