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A 232 años de su natalicio, Simón Bolívar, el más grande de los americanos, nos sigue sorprendiendo con sus ideas de vanguardia y pensamiento evolucionado. Soñador, pero decidido y pertinaz, El Libertador supo advertir, como ningún otro héroe de la epopeya independentista continental, a excepción de Francisco de Miranda, los retos titánicos que aguardaban a las nacientes repúblicas.
Él entendió que liberarnos del yugo español era solo un escalón en el camino hacia la redención como sociedad y cultura. Comprendió que la peor de las opresiones es la ambición política y que sin el apoyo de una educación amplia y renovadora, con oportunidades para todas las clases, difícilmente las naciones recién conformadas alcanzarían el cenit del progreso.
Las sentencias de Bolívar sobre el destino de nuestros pueblos aún gravitan como luces que señalan el destino que no terminamos de alcanzar. El mayor obstáculo ha sido la incapacidad de la sociedad y sus gobernantes, líderes y ciudadanos, en avanzar hacia metas fijadas con sobrada anticipación en el ideario bolivariano; en el arsenal de pensamientos, leyes, proclamas y sueños que aquel visionario hilvanó para el mejor futuro de sus compatriotas.
El legado bolivariano es universal e imperecedero porque aborda cada aspecto medular del desarrollo humano. Es un ideario para la vida y evolución social del ciudadano, de la educación, la cultura y el medio ambiente; para el fomento de la ética y la honestidad en el ejercicio del liderazgo y en el manejo de las finanzas públicas. Todo lo dejó registrado Bolívar, como una bitácora para el viaje de la América hispana y caribeña hacia el encuentro con su futuro.
No dejó de vislumbrar en su corta vida y nada dejó al azar. Delineó lo que podría ser el mejor destino para su tierra y su gente; hizo lo que pudo para protegerla de los desaires de la tiranía y la depredación del poder. Al final de sus días, sus ideales perdieron el respaldo de sus compañeros de lucha y pesó más la ambición que el bien común. Con agonía presenció la caída de su plan integrador republicano, arrasado por la ceguera del poder y la ignorancia.
Bolívar, como genio irrepetible, visualizó y dio viabilidad al proyecto de patria para que los nuevos americanos, los venezolanos en la vanguardia, lo condujeran y concluyeran. Es una obra compleja que no termina de consolidarse como el elevado sueño de pueblos y gobernantes, de soldados y campesinos, de académicos y artesanos, de gentes en libertad, soberanos de sus tierras y artífices de su desarrollo pleno, sin mezquindades.