Normalmente
Los precios son el medio por excelencia a través del cual en el mercado se regula la oferta y demanda de bienes y servicios. Si una persona tiene algo que otra persona necesita se acuerda un precio entre ellas y se realiza el intercambio de este producto o servicio por dinero, luego el que vendió con ese dinero recibido puede ir a comprar a su vez algo que necesite o puede ahorrarlo o invertirlo. Normalmente el aumento de precios está dado por factores de una mayor demanda que oferta, es decir que quien ofrece el producto o servicio tiene varias personas dispuestas a comprarlo.
Dentro de la dinámica anterior, en la que están inmersos en mayor o menor medida todos los países del mundo, las variaciones de precio suelen ser menores al 10%, o lo que es lo mismo de un dígito. En Venezuela esto dejó de ser así desde hace tiempo, ¿por qué?. La explicación es simple, en una economía en la que más del 80 % de lo que se consume es importado (sean productos para consumo final, o bien como insumo para producir bienes de consumo final, por ejemplo el fertilizante para un sembradío de plátanos), el precio de la moneda extranjera es determinante en la fijación de precios.
La moneda, como cualquier otro producto, también obedece a las leyes de la oferta y la demanda, y por lo tanto su precio (tipo de cambio) está sujeta a dicha dinámica. En Venezuela durante los últimos años la impresión de bolívares ha sido masiva (aumento de la oferta) lo que genera una tendencia a que pierda valor dado que la demanda tiende a disminuir dada la escasez de productos. Con el dólar ocurre lo contrario, la disponibilidad de dólares ha disminuido (menos oferta) y su demanda tiende a aumentar por canales que van más allá de los que ofrece el Gobierno, como consecuencia su valor sube.
Es natural que Venezuela esté experimentando lo que algunos califican de hiperinflación. La solución a la hiperinflación es de política económica, todos los demás consejos y “tips” que se den son para la sobrevivencia, tanto a nivel personal como empresarial. Uno de los aspectos más lamentables de la situación a la que se está sometiendo a toda la población es que la misma podría ser revertida de forma relativamente sencilla, como ya se dijo se requiere fundamentalmente de decisiones de política económica. Por conveniencia o por incapacidad, lo cierto es que se continúan tomando medidas erradas, lo que solo contribuye a agravar la ya complicada situación económica y su impacto en lo social. Quizás una dosis de pragmatismo de los “socios” internacionales le haga ver el Gobierno la necesidad de rescatar la economía.