La renuncia del presidente del Perú, Pedro Pablo Kuczynski, al contrario de cualquier aseveración en su contra, da muestras de probidad y apego a la justicia respecto a inhibirse del cargo que representa, para facilitar la investigación de los delitos que se le imputa
De nuevo el populismo que denuncia la corriente filosofo política arendtiana-orteguiana y, asesorado por la izquierda mundial, en el caso de América Latina por la ¿Celac, castro-comunismo etc.? Ha hecho mella en la conciencia ciudadana y política de la parte honesta del ámbito político del mundo, con difamaciones y propaganda perversa, ahora le ha tocado al gobierno del Perú.
Sin embargo, la renuncia del presidente del Perú, Pedro Pablo Kuczynski, al contrario de cualquier aseveración en su contra, da muestras de probidad y apego a la justicia respecto a inhibirse del cargo que representa, para facilitar la investigación de los delitos que se le imputa.
Esta conducta sólo se ha venido observando en diferentes esferas de la vida pública mundial, entre personas que -seguros de su inocencia- dan paso a la justicia en función de investigar el desenvolvimiento de las funciones que le competen y que, por algún supuesto motivo, implícito o doloso, ha dado lugar a la desconfianza que sobre las mismas manifiesta la ciudadanía afectada.
Contrario a esta actitud, los gobiernos “dizque” socialistas mundialmente, se han dado a la tarea de blindarse mediante el abuso de poder en contra de la voluntad de su pueblo; alterando, violando e incumpliendo con interpretaciones tergiversadas de sus constituciones, con instrumentos y organismos institucionales espurios Asamblea Nacional Constituyente (ANC), Tribunal Supremo de Justicia (TSJ), discursos sofistas y mediatización de la información, en contra de la voluntad del pueblo, respecto a acusaciones y protestas, que el mismo ha realizado para defender sus derechos, tanto ciudadanos como económicos, políticos y principalmente, humanos.
Hugo Rafael Chávez Frías renunció en el 2002 ante un supuesto golpe de Estado, promovido por la derecha en el marco de una protesta pacífica, masiva, que se realizó en contra de la funesta gestión que venía realizando en su cargo presidencial. Durante esta protesta, desde El Puente Llaguno, en la Av. Urdaneta, pistoleros apostados disparaban criminalmente en contra de la masa protestante, lo cual trajo como consecuencia un número considerable de muertes de ciudadanos protestando “pacíficamente” por sus derechos.
Luego miembros del poder militar alegando una supuesta violación de la Constitución, devolvieron el cargo al renunciante. Más tarde el mismo Chávez, declarando en su programa Aló Presidente, tuvo el tupé de decir que la derecha “escuálida” había caído en su trampa. Que todo había sido fríamente planeado por él y sus secuaces.