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Lo primero que hay que entender y sobre todo captar en toda su magnitud, es que estamos ante una dictadura comunista asesorada por mafiosos expertos cubanos, que mediante fraude y tramoyas, ha resultado sumamente exitosa hasta el punto de nombrar una constituyente que hace “legalmente” lo que le viene en gana. Por desgracia, este despotismo tiene el apoyo de las Fuerzas Armadas, por lo cual requerimos del apoyo internacional, que para tenerlo debemos jugar y cumplir las reglas democráticas y una de ellas era el voto.
En 2015, 7.5 millones de opositores votaron por la AN, cifra que se repitió en el plebiscito de julio, pero en octubre, solo participamos 4,5 millones y los chavistas ganaron 18 gobernaciones con los mismos 5 millones del 2015. Se había calculado que el fraude continuado de las elecciones serían neutralizadas con una masiva participación. Por desgracia, los votantes no acudieron.
La estruendosa derrota de las elecciones, con sus celebraciones transmitidas por cadena hasta tres veces por día, ha cambiado radicalmente el panorama. Muchos chavistas que estaban dudosos han tomado nuevas fuerzas y los abstencionistas se multiplicaron diciendo “se los dije”, frase gratificante para el ego, pero que en realidad se traduce en frustración. Cae la MUD, surge María Corina y Ledezma. La oposición, terriblemente fraccionada (plan de Maduro), se hunde en el lodazal y es obvio que no podemos ir a otra aventura electoral desunidos.
A sabiendas de esta verdad dolorosa, Maduro acelerará las elecciones de alcaldías y consejos legislativos, para aprovechar el desencanto y la depresión de los votantes democráticos. Y después siguen las presidenciales. A estas alturas se requiere que la MUD se reorganice totalmente, la AN insista en sus funciones nombrando nuevo CNE y defendiendo a capa y espada a sus gobernadores.
Los chavistas siguen siendo 5 millones, y nosotros mayoría que impone los resultados siempre que permanezcamos unidos. Como dice Eugenio Montono: “todos sabemos que estamos muy mal y vamos a peor, y Venezuela nos sigue reclamando una solución. Vamos a curarnos entonces las heridas, a hinchar el pecho y a ver cómo carajo nos reencontramos que hay mucho por hacer”. El único enemigo a vencer es Maduro. Que oiga quien tiene oídos…