
Es una exposición de platillos de todo el mundo, que tiene el objetivo de promover la gastronomía del mundo, para que las personas se animen a probar nuevos tipos de proteína
El pasado domingo 9 de diciembre se inauguró en Los Ángeles el Museo de la Comida Asquerosa, este tipo de exposiciones comenzó en Suecia octubre, ahora estará en Estados Unidos hasta febrero. El objetivo de estas muestras gastronómicas es conseguir que las personas acepten otro tipo de proteínas. El museo no busca abrir su apetito, sino su espíritu.
Samuel West, psicólogo y fundador de la exposición, afirmó que “si podemos cambiar lo que la gente piensa que es repugnante, quizás también podemos prepararlos para que acepten nuevas formas de proteína sustentables”.
El fundador mencionó que como medidas de prevención, a cada visitante se le entrega una bolsa de vómito antes de entrar a la exhibición.
Las muestras gastronómicas que se encuentran en esta exposición pueden llegar a ser repugnantes, más que por su apariencia por su aroma, para preparar el surstromming, una receta sueca, tiene uno de los olores más fuertes del mundo, por ello siempre se consume al aire libre.
Otro platillo inusual que provoca cierta repulsión por su preparación es el vino de ratón chino, que se obtiene al ahogar ratones pequeños en alcohol de arroz, se dejan marinar por mucho tiempo.
El museo también tiene platillos con animales vivos, como el casu marzu, queso de oveja hecho en Cerdeña, que se encuentra lleno de gusanos, y esto genera que tenga una textura cremosa.
Huevos de niño pequeño, es otra de las peculiares recetas que conforman el menú expuesto en el museo, es una comida tradicional de China que consiste en huevos de gallina hervidos en la orina de niños.
Andreas Ahrens, curador del museo, aseguró que algunos han tenido dificultades para aceptar la elección de las especialidades que los representan.
Según el curador los estadounidenses estaban molestos por la presencia en la exposición de su soda dulce, Rood Beer, y de los Twinkies, pasteles rellenos de crema, grasa y azúcar.
“Los peruanos no están contentos de ver que ponemos al cuy, conejillo de indias a la parrilla, como plato famoso de su país”, agregó Ahrens.
El curador recalcó que el objetivo es concienciar a la gente de que no hay que juzgar a los alimentos de otras culturas. Explicó que no pueden llamarlo museo de alimentos sostenibles o exposición de diferencias culturales, porque si no nadie iría a la muestra.
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