Espromed
El inicio del Plan Nacional de Vacunación con ocho vacunas menos y la misma cantidad de meses de retraso, tiene otra arista, y es que los biológicos que desembarcaron en Venezuela arribaron de al menos tres continentes y sin ataduras, un doctor marabino afirmó que llegaron importados de Rusia, Argentina, India y Cuba, “gracias a los convenios, pero con estrictos controles garantizados por especialistas”.
Durante las visitas realizadas para la publicación de este trabajo, se constató personalmente que las vacunas disponibles para el cumplimiento del Plan Nacional fueron elaboradas en Brasil, India, Cuba e inclusive Indonesia.
Una nota publicada en el portal Armando.Info en el 2016, develó que las vacunas antidiftéricas dependen de un acuerdo firmado entre Cuba y Venezuela a través de la Empresa Socialista para la Producción de Medicamentos Biológicos “Espromed Bio C.A”. creada en 2014 y localizada en la universidad Central de Venezuela. En manos del Ministerio de Salud para “repotenciar su operatividad”, se esperaba que cumpliera con la demanda del país debido a que tiene la posibilidad de elaborar 160 millones de dosis anuales de toxoide difterio, vacuna antipertusis y toxoide tetánico con una planta de formulación, llenado, y procesamiento final con capacidad instalada de 120 millones de dosis al año.
En 2015, la empresa solo produjo el embazado y etiquetado de casi 22 millones de dosis de productos biológicos y medicamentos esenciales para la prevención de enfermedades causadas por virus, bacterias, toxinas, entre otros agentes. De las cuales solo se distribuyeron 5 millones, lo que “deja en entredicho” la soberanía nacional o reafirma, de acuerdo a los números y la realidad, que la soberanía en Venezuela es al “estilo revolucionario”.
Sin fondo
Normalmente, la importación de las vacunas se realiza a través del Fondo Rotatorio de la Organización Panamericana de Salud (OPS), que según su página oficial, “por 35 años ha ayudado a los países de las Américas a proteger sus poblaciones contra algunas de las peores enfermedades del mundo y a través de ese mecanismo, los Estados miembros combinan sus recursos para adquirir vacunas de alta calidad, jeringas y suministros al precio más bajo”.
En el mismo sitio web, se puede apreciar que los “participantes han asegurado para sus programas de inmunización el abastecimiento continuo de productos que cumplen con altos estándares de calidad y al precio más económico bajo un principio de equidad. Este ofrece una línea de crédito la cual permite que un Estado miembro pague al fondo en un plazo de 60 días posterior al arribo de los productos”. En Venezuela quedan dudas si esto ocurre o no, a pesar de que la OPS reafirme que “durante la ejecución del Plan Nacional de Vacunación se espera administrar 10 millones de dosis de vacunas adquiridas por el Ministerio de Salud y el Instituto Venezolano de los Seguros Sociales a través de su Fondo Rotatorio”, debido a múltiples denuncias y opacidad.
Una de ellas fue la que surgió en diferentes medios de comunicación a nivel nacional en octubre de 2016, la cual afirmaba que la vacuna pentavalente que se encontraba en el país, se manufacturó en el laboratorio cubano BioCen, el cual no está en la lista de la OPS. Esta situación no es excepcional y de acuerdo a la investigación realizada por el Instituto Prensa y Sociedad (IPYS), “la dependencia de proveedores internacionales se ha mantenido en los últimos 15 años, porque los planes para lograr el autoabastecimiento con producción nacional fallaron”.
La transparencia en la gestión “nunca” llegó y un informe especial de la Contraloría General de la República publicado en 2010, reflejó la auditoría de las compras del quinquenio precedente, en cuyo período, Venezuela firmó 30 contratos por un aproximado de 31 millones de dólares para el suministro de medicamentos y vacunas, de los cuales nueve fueron para productos biológicos vendidos por dos laboratorios cubanos, pero los auditores no hallaron las facturas que respaldaran las compras relacionadas con dos de los contratos con esos proveedores para la importación de vacunas valoradas en 7.8 millones de dólares.
Escandalo tras escandalo
La dudas “cobran fuerza” tras cada argumento y una información publicada por el diario El Nacional que divulgó algunos cálculos, permitió conocer que los precios de los productos biológico cubanos adquiridos en 2015 fueron mayores que los del Fondo Rotatorio de la OPS, por lo que “gracias” a los acuerdos entre Caracas y La Habana, “se compraron menos dosis a mayor precio, a pesar de que existía la oportunidad de obtener productos de calidad, certificados y a tarifas más ventajosas”.
La investigación de IPYS, señala que un boletín divulgado por la OPS detalló que “en los últimos seis años, Venezuela había adquirido a través del fondo un total de 170 millones de dólares y las compras se concentraron en 19 tipos de productos biológicos”, además que “para 2017 se anticipaba la adquisición de 20 millones de dosis”. Al ser consultado José Félix Oletta, exministro de Sanidad sobre la procedencia de las vacunas dice “no saberlo”, pero reitera que “Venezuela ha llegado a tener deudas con el fondo que rondaron entre los 20 y 30 millones de dólares en su momento”.
Los precios por encima de lo normal y la falta de transparencia, se suman a otro “problema” que para Oletta es fundamental abordar, que se traduce en la calidad de los biológicos. “Cuando se recurre a la OPS las vacunas tienen un certificado de calidad, pero si no es así, pudiesen estarse adquiriendo productos inertes que no inmunicen”.
Tesis fallida
Las palabras de Gerardo Briceño, presidente de Espromed Bio, C.A. permanecen en el mismo estado que la empresa, “sin dar resultado”, y las promesas de “abastecer el sistema de salud público del país y algunos países del mercado latinoamericano mediante convenios con compañías afines activando la capacidad productiva de Venezuela y ahorrando divisas”, son parte de una “ilusión”.
Hoy, el país con mayores reservas petroleras del mundo “sobrevive” con un esquema incompleto de vacunación, un plan nacional tardío y con vacunas de países remotos como Indonesia, mientras que se compraban biológicos cubanos sin descuentos ni facturas, al mismo tiempo que los niños morían a causa de neumonías y difteria.