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El país sigue mal, sin perspectiva de recuperacion mientras quienes lo han gobernado por 17 años sigan ejerciendo el poder. No hay en esa perversa alianza denominada cívico-militar, interés alguno en que las cosas funcionen mejor en Venezuela. Lo único que les importa a ellos, lo único que los une en medio de sus diferencias llenas de intereses, es la permanencia en el poder y la impunidad que esta genera. Están cerrados. Son obtusos. No aprenden ni escarmientan. Internamente se restriegan los errores y hacia lo externo parecen niños de pecho que solo ven en factores externos la causa de nuestra desgracia. Los que ocasionaron todo este desastre, tratan de demostrar que nada tienen que ver con el mismo. Pero en el fondo conocen muy bien el daño que han hecho. Y, gracias a Dios, tenemos a un pueblo cada vez más consciente de la verdad y de sus causas y causantes.
Lo que le toca hacer a cada familia venezolana para poder capear este temporal es una labor literalmente titánica. El proceso de empobrecimiento que vivimos los venezolanos hace la vida cada vez más difícil. La inflación está perforando el bolsillo de quienes vivimos en esta tierra. No hay forma alguna de que ni uno ni 10 salarios mínimos alcancen para satisfacer las necesidades más básicas de la familia. Mucha gente ha muerto por falta de medicinas, que su sola aplicación devolvería la salud a cualquiera. Mucha gente ha reducido sus comidas, de tres a dos, de dos a una, durante el día. Todas las familias tenemos experiencias directas con un hampa desbordada que a veces luce aliada al Gobierno.
La ineptitud y la corrupción de este Gobierno, así como su afán centralizador y concentrador de poder, nos ha llevado a tener pésimos servicios de salud, educación, agua, electricidad, transporte público, vialidad, gas, aguas servidas, alumbrado y ornato público y paremos de contar. El otro afán de acabar con el emprendimiento privado nos ha llevado a perder los más mínimos niveles de producción y ha convertido a esta gente del Gobierno en sepulturero de nuestro aparato productivo.
La pregunta es: ¿A dónde quieren llegar? ¿A dónde van a llevar al país y a su gente? ¿Hasta dónde llega su indolencia? ¿Por qué acabaron con los ideales que profesaban o es que todo era apariencia? ¿Por qué han llegado a un nivel tan ruin de envilecimiento? ¿Cómo es posible que no permitan una solución constitucional y que solo les preocupe su permanencia en el poder? Los venezolanos tenemos una alta responsabilidad para enmendar este entuerto. Esta gente llegó al poder por el voto popular. Se jactaron siempre de hacer elecciones permanentemente. Ahora se resisten porque ya tienen la realidad del 6-D, que cada día se profundiza y que se demostrará en cualquier proceso electoral que se haga. Así que a nosotros nos corresponde corregir el error que como sociedad cometimos. Somos nosotros los que tenemos que presionar la realización de un referendo revocatorio este año. Nada impide que pueda ser realizado. No se pueden dilatar los lapsos solo por miedo a perder el poder que han dilapidado.
Así que tengo la convicción de que con presión nacional y presión internacional tendremos la fuerza suficiente para realizar ese referendo en 2016. Hay consciencia plena dentro y fuera de Venezuela de la necesidad de encontrar respuestas electorales a la profunda crisis que vivimos. Así que nunca pensemos que lo que dice el Gobierno será realidad. Ellos dirán misa. El pueblo se pronunciará con contundencia y veremos quién podrá más. Yo apuesto por la consciencia de los ciudadanos de Venezuela.