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Sergio Mattarella, presidente de la República italiana, comenzó ayer oficialmente las consultas que deberán derivar en un nuevo gobierno que suceda al del dimisionario primer ministro Matteo Renzi, quien, entretanto, se mantiene en funciones.
La primera ronda para atajar la crisis de gobierno abierta tras la dimisión de Renzi a consecuencia del resultado en contra del referendo para la reforma constitucional celebrado el pasado día 4, fue de carácter institucional ya que Mattarella no recibió a los partidos políticos sino al presidente del Senado, Pietro Grasso, y a la de la Cámara de los Diputados, Laura Boldrini.
Las entrevistas tuvieron lugar en el palacio romano del Quirinal, sede de la Jefatura del Estado, y en esta sesión inicial Matarella también recibió a su predecesor, Giorgio Napolitano, actualmente senador vitalicio.
Ninguno de ellos realizó declaraciones tras el encuentro, que se celebró a puerta cerrada y rodeado de gran expectación.
Mattarella afrontará una vertiginosa agenda hasta el próximo sábado, cuando las rondas terminarán tras convocar a representantes de un total de 25 partidos con representación en el Parlamento.
Pasarán por el Quirinal miembros de importantes formaciones como el Partido Demócrata (PD, centroizquierda), la conservadora Forza Italia (FI), el populista Movimiento Cinco Estrellas (M5S) o la xenófoba Liga Norte, pero también de otras pequeñas integradas en el Grupo Mixto.