Los pacientes trasplantados de riñón e hígado acudieron otra vez a la sede principal del Instituto Venezolano de los Seguros Sociales para exigir respuestas sobre los inmunosupresores que deben ingerir de por vida, y que no llegan al país desde hace seis meses. La consigna fue: “Queremos vivir”
Cerca de 40 pacientes gritaron una y otra vez durante una hora, hasta que dejaron entrar a una comisión integrada por 10 personas para hablar con el Servicio de Trasplantes de Órganos. Para calmar el clamor, el IVSS prometió comprar los inmunosupresores para las 40 personas que protestaban en la calle, pese a que hay tres mil 66 pacientes en toda Venezuela. La medida paliativa la ofrecieron con la promesa de que el martes, o máximo en 15 días más, llegaría una importación de ciclosporina, everolimus, micofelonato y sirolimus.
A las 4.00 de la tarde los pacientes aún esperaban en las instalaciones del IVSS, porque no había fármacos en la Fundación Badan para que el organismo del Estado hiciera la compra prometida. Los pacientes del estado Guárico y Miranda viajaron hasta Caracas porque tenían 15 días sin el tratamiento, y sentían náuseas y mareos. Todos temían que estuviera empezando el rechazo del órgano injertado.
El IVSS importó dos veces el inmunosupresor tacrolimus, que toman mil 17 pacientes, a través del Fondo Estratégico de la Organización Panamericana de la Salud. Los otros cuatro fármacos no se traen al país desde hace seis meses. Hasta la fecha la escasez de medicinas causó la muerte de 30 personas que perdieron el riñón donado para continuar viviendo.