Izquierda pasada de moda 

Desde hace un buen tiempo, creo que el sistema socialista es un síntoma de terrible locura al que sólo puede llegarse después de un proceso de letargo

Confieso que cada vez que leo una noticia relativa a un caso de socialismo en el mundo, me siento demasiado pesimista sobre el futuro de la humanidad, entrando inmediatamente en show cerebral e invadiendo el pánico total mi anatomía. Desde hace un buen tiempo, creo que el sistema socialista es un síntoma de terrible locura al que sólo puede llegarse después de un proceso de letargo e inmovilidad mental, cercana al indeseado trasnocho, olvido o pérdida temporal de memoria, alejado de la realidad actual y su dinámico acontecer. Ninguna doctrina política, causa tanto malestar estomacal como el socialismo por su inaceptable despilfarro de oportunidades y su desajustada aplicación. 

El día que exista un auténtico socialismo en el planeta tierra, sistema de organización económico y social cuya base es que los medios de producción sean parte del patrimonio colectivo y sea el mismo pueblo que lo administre, se habrá llegado a un extremo de alucinación con la estructura social que no tendría nada de extraño que los individuos anden en permanente levitación, melancólico andar y nostalgia insostenible, tratando de romper  con estas tortuosas ideas políticas establecidas por Marx, Lenin y Stalin en una determinada época, luciendo hoy  desproporcionadas en su buena fe. 

Si usted no lo sabía, en América Latina ese mismo socialismo está siendo objeto del más inaceptable devenir,  donde cada segundo aumenta la frustración de la izquierda, ya sea por escándalos sorprendentes de corrupción o por la desaceleración de las economías. Los electorados que votaron en contra de las políticas de libre mercado y disminución del tamaño del Estado impulsadas por Washington en la década previa se muestran cada vez más hostiles frente a los mandatarios llamados socialistas. 

El año 2015 fue el inicio de una serie de cambios. El triunfo del conservador Mauricio Macri en Argentina, no sólo acabó con 12 años de kichnerismo, sino que también parece ser el comienzo de grandes transformaciones para la región. Expertos sostienen que ningún líder socialista ha sido golpeado tan duro como Nicolás Maduro, cuyo índice de aprobación se desplomó drásticamente como consecuencia del agotamiento del modelo izquierdoso, un cansancio de la población, un hartazgo de un discurso en que siempre se busca un enemigo exterior, fracasando en su relación con la sociedad civil y pasando de moda en su gestión presidencial. 

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