miércoles, enero 22, 2025
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Jesús ante un injusto Sanedrín

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Como en tiempos de Jesús, el injusto Sanedrín para lavarse las manos de mal que hubo fraguado, le colocaron a Poncio Pilato la tarea de esa aberrante decisión

Cuan difícil es para los que salen, dibujar una noble estela, por el contrario hace énfasis en la huella injusta y cuales truhanes acaban en retaliaciones. Y los que entran se justifican en los que salieron entronizando la ceguera espiritual. El juego lo tranca el engreimiento, no hay respuesta.

Como en tiempos de Jesús, el injusto Sanedrín para lavarse las manos de mal que hubo fraguado, le colocaron a Poncio Pilato la tarea de esa aberrante decisión y este a su vez se lavó las manos para justificarse de la muerte de Jesús.

Muchos son los que llevan cruces a cuestas por los Cristos que han clavado y que clavan día a día emperifollados, henchidos de vanidad, pavoneándose de circunstanciales posiciones y donde la intriga es fácil presa en los corazones de los que quieren ser adulados y ensalzados por los que antes eran sus iguales.

Nadie quiere asumir culpas, unos y otros corren la arruga, pues es más fácil echarle la responsabilidad a las circunstancias que asumir desde un espíritu cristiano y con un corazón dispuesto, que se ha cometido una injusticia y que es hiel corriendo en sus corazones.

Paradójicamente todos invocan a Dios, un Dios que han hecho suyo y que les sirve solo a ellos, a los demás no. Es un Dios exclusivo para sentirse justificados ante lo que hacen secretamente y que cuales excretas de gato igual se hace sentir por su fetidez. Algo así como cristianos persiguiendo cristianos. Hermano, Dios es tuyo pero también es mío, es un Dios de todos, no lo acapares para en su nombre cometer injusticias.

¿Y es que puede el corazón de un cristiano albergar tal maraña de agitaciones en su alma como para justificar que está persiguiendo y dañando a otro siervo de  Dios? ¡Habrase visto!

Lo que en tiempos de Cristo se llamó Sanedrín, ahora en estos tiempos se llama comité o cualquier variación lingüística para designar a un grupo empoderado circunstancialmente. Es la alocución moderna en la que algunos grupúsculos organizan su desorganización espiritual para igual cometer injusticia blandiendo una falsa bandera de corrección.

Apreciados hermanos, “si pensáramos de todo el tiempo que permaneceremos muertos, seríamos mejores personas el poco tiempo que permaneceremos vivos”. Es que atendemos tanto nuestras vanidades mundanas que nos olvidamos del alma cuando tengamos que dar cuenta ante el tribunal de Dios. Pero no, debemos ser imaginativamente inteligentes para burlarnos de nuestros hermanos y hacer daño exprofeso, en vez de ser imaginativamente sabios para evitar las injusticias y que nadie quede herido por una estela de ruindad y oprobio que pueda desencadenar nuestra maquiavélica y planificada acción.

Luego que pasen los laureles, los tiempos de jefazos, y la soledad del alma invoque perdón, ya solo habrá rechinar de dientes. Revisémonos como cristianos. Tanta egolatría, presunción y envanecimiento. Que incluso cuando nos dicen de qué adolecemos respondemos automáticamente, ¿yo?, yo no sufro de eso, serán los demás.   

Cuando Jesús le dijo a Pablo: “¿Pablo por qué me persigues?”, la pregunta que hizo el Mesías a quien después fuera Saulo de Tarso, fue una pregunta personal pero llena de comunidad. Entonces, nos jactamos tanto de amar a Dios y nos mantenemos persiguiendo a sus hijos.

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