
Tres juegos efectuados y los tres con diferentes contextos. Lo que se presumía que el tercer duelo de la final iba ser un festín de batazos inalcanzables, pues ocurrió. Ambas novenas se combinaron y desataron su poder para conectar hasta seis cuadrangulares en el partido, predominando el equipo de Cardenales con cuatro de ellos
Jesús Montero, Rangel Ravelo, Jecksson Flores y Elvis Escobar fueron quienes se encararon de colocar la bola del otro lado de la barda, acentuando el de Montero el cual fue un grand slam que disparó en el décimo episodio que masacró al conjunto rival.
Montero desde que comenzó de la final presentó problemas con su bateo, al punto que, José Moreno, manager de Cardenales, lo colocó desde el domingo séptimo en el orden ofensivo, esto para ayudarlo a retomar su ritmo con el madero y la noche del 23 de enero vio el renacer.
El toletero bateó tres imparables, una anotada y cuatro empujadas. “Este estadio es bastante engañoso, se ve pequeño, pero es difícil batear jonrones. Antes del compromiso practique en conectar la bola hacia el rigth field y colocar mis manos por dentro. por fortuna pudo salir el batazo del triunfo”, comentó Montero a los medios televisivos.
También afirmó que la ansiedad fue uno de los errores que le impidió tener un buen accionar ofensivo y gracias a la calma y serenidad en el plato pudo volver a tomar el equilibrio con el madero.
“Me mantengo enfocado para los juegos que vienen. Lo pasado es pasado, tengo que aprender de los errores mentales como en el apresurarme en hacer las cosas bien y pues de ahora en adelante tener la paciencia y hacer lo mejor posible para el equipo”, afirmó.