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Este mes de mayo de 2016, se cumplen 80 años de la aparición de una obra fundamental en la ciencia económica: La teoría general de la ocupación, el interés y el dinero de John Maynard Keynes. Con esa obra, la ciencia de los economistas, dieron una respuesta, por demás brillante, en el siglo XX a las grandes figuras que habían dado forma y sentido a la economía desde el siglo XVIII. Su mente fecunda, ajena al conformismo y proclive en sumo grado a la reflexión, produjo toda una revolución en la ciencia económica. A Keynes hay que admirarlo, aunque se difiera de algunas de sus posiciones teóricas o de política económica, o se combata su concepción de la sociedad.
No creo que nadie discuta, que en la historia de la economía, la publicación de la La teoría general de la ocupación, el interés y el dinero, solo sea comparable a la aparición de la Riqueza de las naciones de A. Smith, Los Principios de economía política y tributación de David Ricardo y El capital de K. Marx. Esta obra es de impresionante originalidad, coherencia y capacidad de estímulo para su profundización. Por ello, JM Keynes es el punto de partida obligado de la macroeconomía que hoy conocemos. Su obra, como lo expresara JA Shumpeter al citar una carta que le enviara un colega americano, “tenía, y sigue teniendo, algo que viene a completar lo que nuestro pensamiento y nuestros métodos de análisis hubieran sido sin su existencia. No nos hace keynesianos, nos hace mejores economistas”. Desde la aparición de su obra, hasta los años 80, su paradigma económico no tuvo rival.
En los años 80 y 90, M. Friedman y F. Hayek intentaron el regreso a la libertad total de mercado y anunciaron la muerte del keynesianismo. Pero la grave crisis económica que se iniciara en los albores del siglo XXI en la economía mundial, aun en buena parte presente, ha puesto de manifiesto que Keynes y el keynesianismo siguen vivos, a pesar de las ideas monetaristas, poco proclives a una economía mixta de mercado.
En consecuencia, la obra de este gran economista inglés no ha muerto 80 años después de su aparición, motivo más que suficiente para estudiar su vida y la trascendencia de su obra, de la cual aun tenemos mucho que aprender en el mundo actual. Es posible, que la crisis epistemológica de la ciencia económica actual pronto dará a luz un nuevo paradigma, del que estoy seguro, el keynesianismo será el punto de partida.