“Jubilado pero no vencido”

 

Por ahora y mientras llega el momento de entregar las riendas del VAD, porque más temprano que tarde el TSJ liberará la autonomía y dejará que la democracia universitaria se exprese, atenderé al compromiso adquirido con nuestra alma máter

Este 4 de diciembre, cambia mi estatus laboral en la Universidad del Zulia. Adquiero la condición de profesor jubilado con las responsabilidades que ello supone; pero no me iré a descansar. Continuaré al frente del Vicerrectorado Administrativo sin más pretensión que servir a LUZ.

Doy este paso luego de 22 años de actividad académica y labor administrativa, pensando en dedicarme con mayor empeño al más importante proyecto de vida que tengo: mi familia. Por ahora y mientras llega el momento de entregar las riendas del VAD, porque más temprano que tarde el TSJ liberará la autonomía y dejará que la democracia universitaria se exprese, atenderé al compromiso adquirido con nuestra alma máter.

Cuando ingresé al personal académico de la Facultad de Ingeniería (1995), había la oportunidad de realizar proyectos de investigación y estudios de posgrado en cualquier universidad del mundo. La única limitante era el conocimiento del idioma local y la voluntad para vencer la resistencia al cambio, a la incertidumbre de vivir en otra cultura. No existían los controles asfixiantes y las divisas para los becarios se transferían con una cierta puntualidad, pues dependía de los informes del becario.

Veintidós años después las cosas cambiaron radicalmente. Ya ni siquiera alumnos quedan en los salones de clases. Las actividades de investigación están ralentizadas y solo los proyectos en ejecución tienen asegurado algo de financiamiento, pues el presupuesto es extremadamente insuficiente. Caso aparte son aquellos que tienen patrocinio externo o se realizan en colaboración con otras instituciones. Por ende, las labores de extensión se han reducido y se mantienen algunos de los servicios que se prestan al sector industrial, al empresarial y al Estado venezolano. 

En este sentido, el dilema al que se enfrenta LUZ es de vida o muerte. Si optamos por lo primero hay que actuar con urgencia, repensándola. Accionar de manera mancomunada con la sociedad civil para conocer las alternativas de solución que se esbocen, de acuerdo con el escenario que plantea el contexto decadente del país. La otra opción es resignarnos y esperar la muerte paulatina por su falta de relevancia y pertinencia social. Un triste papel. Desde esta perspectiva, la disyuntiva que enfrentamos, alarmante, nos convoca a deponer actitudes personalistas, grupales o gremiales, para juntos remar en la misma dirección. El rol protagónico es del profesor universitario, que el 5 de diciembre conmemoramos nuestro día. ¡Felicitaciones!

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