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El oficialismo, bien asesorado por los reyezuelos de la trácala y los golpes bajos, anuncian elecciones de gobernadores para el mes de octubre del presente año. Es sabido y el mundo libre y democrático convino en ello, que la Constituyente Comunal fue aprobada de manera fraudulenta en lo que se refiere el número de votantes, siendo además ilícita e inconstitucional porque el pueblo en general no fue convocado para serle consultado si quería o no cambiar el sistema político-económico nacional que la voluntad mayoritaria de los venezolanos había escogido.
Por su mismo carácter inconstitucional y fraudulento, la Constituyente es jurídicamente hablando, y todos los actos que derivan de ellos nulos de toda nulidad. El juego perverso consiste en que los supuestos constituyentistas, pretenden ahora obligar a la colectividad a participar, teniendo por propósito dividir a la gente que resiste la tiranía de Nicolás Maduro, desmoralizándola, so pena de quedar en el limbo, en las elecciones regionales a los que convocan.
El votante razona de la siguiente manera: Si vota para las regionales, la oposición estaría legitimando al régimen tiránico, reconociendo la fraudulenta ANC. Otro sector entiende que si no vota, cometería el mismo error abstencionista de la oposición del 2005. ¿Qué hacer ante tan terrible dilema? Actuar objetiva y racionalmente. ¿En qué sentido? Resistencia sin cuartel, presión internacional, más calle, fe y valentía. Hay que ir a votar en octubre para no regalarles las 23 gobernaciones al castro-madurismo.
¿Qué el CNE no es fiable? Cierto. Sinembargo, con observadores internacionales imparciales y una buena organización, las inicuas rectoras del CNE no van a poder ocultar los 10 millones de votos como mínimo que se obtendrán a favor del rescate de la democracia y el bienestar social. Tratan de desmoralizar a la oposición con insultos, violencia y represión. Inhabilitarán a todos los candidatos que representen peligro alguno a sus posibilidades y eso es jugar sucio.
A todo evento hay que votar. No podemos rendirnos ante el juego perverso del régimen. Se trata de pelearle al dictador en todos los terrenos, a pesar de las trácalas y obstáculos. La lucha por la nueva independencia de Venezuela requiere de mayores sacrificios, tesón, fe y fortaleza. La memoria de los más de 120 patriotas asesinados debe servirnos de acicate para tan admirable campaña de rescate de las libertades perdidas a fuerza de tenacidad y determinación. ¡Abajo cadenas!