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Julio César Rivas está acostumbrado a pasar hambre para que su voz sea escuchada. Es su método de lucha. Hace 12 días (288 horas) comenzó en la iglesia Nuestra Señora de Guadalupe, en Caracas, su cuarta huelga de agua y suero. Sabe a lo que se expone, pero no tiene miedo. Su experiencia le dice que, tarde o temprano, se lograrán los objetivos: “Nunca he participado en una huelga de hambre que no sea exitosa”.
El legislador carabobeño tiene un amplio bagaje en ayunos prolongados. Ha estado hasta 23 días sin ingerir alimentos para defender su causa. Sus petitorios son concretos y siempre logra lo que se propone. Espera que esta vez no sea la excepción. En la última huelga que hizo, con el fallecido Hugo Chávez en el poder, logró reducir la lista de presos políticos de 56 a 11. Lamenta que con el presidente Nicolás Maduro ese número se haya disparado (77).
“Solo nos vamos a parar de aquí cuando logremos la libertad de los presos, especialmente, de los jóvenes que han sido apresados simplemente por haber manifestado el descontento que todo el país tiene con las políticas fracasadas del Gobierno nacional”, puntualizó Rivas, quien es uno de los 48 venezolanos que, junto a los exalcaldes Leopoldo López y Daniel Ceballos y los dos concejales tachirenses que se encuentran en El Vaticano, están en huelga de hambre en 11 estados del país para exigir, entre otras cosas, el anuncio oficial de la fecha de las elecciones parlamentarias, el cese de la represión y la persecución y la liberación de todos los encarcelados por razones políticas.
Alerta
El líder del movimiento Juventud Activa Venezuela Unidad (Javu) está al tanto del peligro que significa hacer un ayuno prolongado con un Gobierno indolente. “Si no respetan la vida de los manifestantes que salen a marchar, es peligroso ponernos en sus manos, pero estamos claros en eso”.
A juicio de Rivas, esta es la medida más radical y, a la vez, más pacífica que se puede tomar, pues le impide al Gobierno nacional tomar atajos. “No hay excusa mediática ni internacional en la cual puedan ellos deslegitimar nuestro método de lucha. Lo único que ponemos como contrapeso es nuestra vida”.
¿Qué hace un huelguista?
La huelga se da por etapas, según explica el legislador. Los primeros tres días son los más fuertes porque se gastan energías hablando o caminando. Los huelguistas no caen en cuenta que no habrá comida para recuperar esa energía. Cuando se consume la energía y no se ingiere nada de alimentos, el organismo empieza a buscar las reservas del cuerpo. Se pierde peso de manera vertiginosa mientras el cuerpo se acostumbra a esta medida. En los primeros días es cuando más da dolor de cabeza y estómago: es el hambre.
Después de los tres días hay otras sensaciones. Por la debilidad del cuerpo, quienes asumen este método de protesta deben permanecer regularmente acostados. Los músculos se debilitan por falta de proteínas y se percibe la sensación de cansancio al hablar. Se puede leer algo, pero muy poco, porque produce mareo. En resumen, estar en huelga es igual a estar postrado, en el mejor de los casos, en una colchoneta. Lo recomendable, es tener paramédicos que estén pendientes del chequeo que hay que hacer cada dos horas. Si se extiende mucho el ayuno puede haber problemas cardíacos o nefríticos. Las defensas bajan y se pierde el conocimiento.
48 venezolanos con hambre
A los 34 venezolanos que este domingo se habían incorporado a la huelga de hambre, se sumaron otros 14. Julio César Rivas informó que se agregaron tres en Maracaibo, dos en Táchira, uno en Caracas, dos en Trujillo y seis en Mérida.
A la OEA
Julio César Rivas comentó a La Verdad que los 12 huelguistas que están en la iglesia Nuestra Señora de Guadalupe, en Caracas, le enviaron una carta a Luis Almagro, nuevo secretario General de la OEA, para que sirva de mediador con el gobierno de Nicolás Maduro.