Lamentablemente,
Definitivamente el espíritu de unidad está ganando terreno en la conciencia de los venezolanos. En el espacio donde se supone que sería más difícil unificar criterios por convicción, la unidad de propósitos se está imponiendo. Me refiero, en este caso, al segmento político en todos sus niveles de participación. Lo que ayer lucía como un hecho utópico, hoy es una realidad.
Dos grandes bloques políticos con características de un antagonismo casi visceral, protagonizaron recientemente una de las jornadas electorales más democráticas y concurridas de los últimos tiempos. Los resultados ya los conocemos y nadie podrá revertirlos, porque la soberanía reside en el pueblo.
Es oportuna esta experiencia para recordarle al Magisterio que los educadores, que fuimos un ejemplo vivo de unidad, ahora somos los paladines de la división. Basta señalar que en cada estado operan, por lo menos nominalmente, entre ocho y 10 sindicatos. Del mismo modo en el país la fuerza está dividida en ocho o más federaciones.
Por otra parte, los jubilados, que somos una expresión emblemática con relación al servicio que se le puede prestar a la patria, y que deberíamos ser ejemplo de unidad para los educadores activos, también acusamos fracturas que, de conformarnos con tal estatus, nuestra debilidad para alcanzar reivindicaciones y conservar las que hemos conquistado, será más notoria cada día.
Juntos somos más; esta es la consigna de la Asociación de Jubilados y Pensionados del estado Zulia (Asojuz), organización de tendencia sindical que debería agruparnos a todos, dados sus 28 años de fundación; pero, además de esta asociación, hay otras que persiguen los mismos fines. Lamentablemente, desunidos somos presa fácil de los enemigos patronales de los educadores, y en especial de los jubilados y pensionados.
Pienso, y así lo expreso con vehemencia, que el mejor regalo de año nuevo que pudiéramos recibir los maestros jubilados y pensionados, es que los líderes de las diferentes asociaciones unifiquen sus fuerzas morales y emprendan la gran cruzada de la unidad del personal docente en retiro merecido. Es posible hacerlo, sin que ninguno de los actuales dirigentes resulte excluido. Tengo toda la disposición de ayudarles en ese hermoso cometido; ningún interés particular me anima al respecto. Mi preocupación es por todos, porque todos merecemos estar unidos. De este modo sí podemos decir, con mayor propiedad, que juntos somos más.