Ya fuera disfrazada de gata, al igual que todas sus bailarinas, o con estilismo de Cleopatra para entonar el superhit I kissed a girl, la camaleónica Katy Perry cerró la edición número 30 de Rock in Rio por todo lo alto con el concierto más divertido y colorido de los siete días de festival
Ya fuera disfrazada de gata, al igual que todas sus bailarinas, o con estilismo de Cleopatra para entonar el superhit I kissed a girl, la camaleónica Katy Perry cerró la edición número 30 de Rock in Rio por todo lo alto con el concierto más divertido y colorido de los siete días de festival. Su voz en directo no fue tan alabada, pero la superproducción convirtió el concierto en un culto al entretenimiento.
No se le hizo difícil superar la desastrosa actuación de Rihanna el día anterior en el duelo de divas del pop. La cantante de Barbados arruinó su propia presentación, con una voz casi inexistente, acortando la mayoría de los temas y sin ningún tipo de coreografía o espectáculo.
Perry, en cambio, lució una peluca de varios colores y un gran escote, ganándose al público invitando al invitar a una fan al escenario. En la recta final, se vistió en tonos fluor y dio su mejor recital de voz y energía en Walking on air. El mismo atuendo le sirvió para entonar el conocido California gurls y cerró al son de Firework, con proyecciones y estampados en su traje para cerrar el festival.