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Los cambios vertiginosos de nuestra sociedad nos obligan a hacer un paréntesis, para disertar sobre el modelo educativo venezolano y los cambios que este ha tenido en los últimos años.
Resulta irónico comparar nuestro modelo educativo con naciones florecientes como Japón, Finlandia o Singapur”, pero sí es necesario revisar qué nos hace falta para llegar a tener un modelo educativo que sea referencia en esta región del continente.
En el caso de Japón, hay que recordar que luego de la Segunda Guerra Mundial, el pequeño país quedó devastado. En 1947 promulgaron la Ley Fundamental de Educación y la Ley de Educación Escolar, esta última definió el sistema escolar, el mismo que sigue vigente en la actualidad: seis años de educación básica, tres de secundaria, tres de bachillerato y entre dos y cuatro años de educación superior, obligatorios.
A raíz de su independencia en 1965, Singapur promueve una reforma educativa y como objetivo ambicioso, convertirse en un país moderno. Los recursos eran escasos y fue cuando empezaron a estudiar las teorías del psicólogo Jean Piaget y del sociólogo Hebert Blumer para sistematizar y crear un modelo educativo único en el mundo.
Por su parte, en Finlandia el sistema educativo es reconocido por ser “el mejor del mundo”, pero hay que tomar en cuenta la normativa que rige en esta sociedad respecto al modelo de enseñanza. Los profesores en Finlandia gozan de prestigio y son respetados. Incluso, en las escuelas de educación solo es admitido un porcentaje mínimo que debe tener un buen promedio académico y pasar una prueba de selección. Pero no solo es eso, hay una serie de factores que contribuyen a que esto sea posible: la familia, la cultura, los espacios escolares. Hay una clara inversión en la educación y por hacer de esta sociedad, personas con un alto nivel intelectual.
Es entonces, después de hacer este análisis que me pregunto, ¿nuestro sistema educativo podrá cambiar? Creo que siempre debemos buscar la excelencia. Juntos podemos trabajar en adoptar lo positivo de cada modelo y adaptarlo al nuestro. Nuestra Escuela de Educación, en la Facultad de Humanidades y Educación, tiene el compromiso de formar a los mejores docentes de nuestro estado, pero debe existir la unión Estado-sociedad-academia para promover ese cambio necesario que hace falta y que hará surgir a nuestro país.