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No es fácil escribir en estos días ante la embestida feroz de la dictadura. Hay secuestros, allanamientos, detenciones ilegales, tortura y desapariciones. Todo es posible en la Venezuela asfixiada del momento.
Fue Chapita Trujillo, el dictador dominicano quien acuñó la frase “la cara oculta de un régimen”. El Nicolato la tiene. Se expresa en lo económico, en los depósitos de millones de dólares de los jerarcas de la dictadura, que siguen develándose en varias instituciones financieras del mundo. En el propósito de hacerle creer a una parte de la población en el despegue económico de un país arruinado, pero que mantiene colas de gente frente a las panaderías, farmacias, hospitales para comprar pan, medicinas o encontrar una cama para sus enfermos. En la quiebra de centenares de empresas, declaradas expropiadas, arruinadas o emigrando a otras latitudes.
Nunca un ejército puede convertirse en aparato represor contra el pueblo, apoyo a una fuerza de ocupación o estar al servicio de los caprichos del gobernante, decía Jorge Eliécer Gaitán. Son innumerables los videos donde aparecen uniformados disparando a civiles en manifestaciones o individualmente. Siguen en aumento las muertes de los mártires de la resistencia a la dictadura de Nicolás Maduro. En silencio soldados jóvenes presencian las órdenes que Generales cubanos le imparten a la oficialidad venezolana.
Los empleados públicos son presas del miedo. Las destituciones de funcionarios acusados de desleales crecen día a día. Las detenciones y persecuciones contra varios Alcaldes son prueba de ello. Fue Sucre quien en Carta a Bolívar desde Chuquisaca el 6 de junio de 1826 dijo “Tengo gran miedo a estos Congresos Constituyentes, que no teniendo reglas, ni ley alguna, hacen lo que les da la gana”.
El poder electoral está al servicio de los cálculos de la dictadura para extender su permanencia en el poder. La oposición tiene que sortear las trampas, y artificios para abrirse paso y atender las convocatorias sorpresivas del CNE. El cierre de emisoras de radio, las multas a televisoras, el otorgamiento medido de papel periódico a diarios, editoriales y revistas, las interminables cadenas oficiales con alocuciones llenas de medias verdades, humaradas y muestra de serviles del déspota forman parte de la otra cara de la dictadura.
Sigue siendo aconsejable para civiles y militares no desfallecer, hay que casarse con la gloria. Ninguna bestia capaz de aniquilar podrá contra altísimo contagio del pueblo venezolano por recuperar su democracia.