El colapso del colector principal de la zona es la causa de la situación que persiste desde las últimas décadas. El mal olor y el temor de ser bañados con las putrefactas aguas, son constantes
La carretera J, a la altura del sector Concordia de Cabimas, está inundada de aguas negras. Las malolientes aguas se desbordan de las bocas de visitas ubicadas en un tramo no mayor de 50 metros de distancia. La situación afecta a unos mil 500 choferes y usuarios de las líneas Nueva Cabimas, El Lucero y Concordia que a diario transitan por la vía.
Corren como río y recorren todo la concurrida avenida ocupada por locales comerciales, una sede de una entidad bancaria, varios supermercados, el colegio de Abogados de Cabimas, una estación de servicio y varias ventas de desayunos.
Colapso incontrolable
El colapso del colector principal de la zona es la causa de la situación que persiste desde las últimas décadas. Cuando llueve los desbordamientos son incontrolables y la calle se vuelve un mar de aguas residuales.
Personeros de la Alcaldía de Cabimas en ocasiones anteriores intervinieron el área, pero el problema persiste. La comunidad pide a gritos una solución inmediata. El mal olor y el temor de ser bañados con las putrefactas aguas, son constantes. “Hay carros que son conscientes, pasan con cuidado, pero hay otros que no les importa. Siempre viven bañando a la gente, esto no puede continuar así”, dijo José Castro, chofer de la línea Concordia.
La situación genera un caos vial. “Todos optamos por pasar por el lado más alto de la carretera. Todos queremos pasar al mismo tiempo, porque si alguien te pasa por tu izquierda te bañan. Esto es lo que hace el desastre. En horas ‘pico’ no se puede pasar por aquí”, manifestó Luis Bracho, conductor de la línea Nueva Cabimas.
Por el desnivel de la carretera y su profundidad en consideración con las aceras, el agua se acumula en sitios específicos, impidiendo el paso vehicular.