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Es increíble el cinismo y el desparpajo de los desvergonzados voceros de la dictadura cuando asisten a un programa de TV. Cual focas amaestradas vomitan al caletre la misma cartilla de mentiras que se les ordena recitar. La semana pasada Mario Isea, embajador de Venezuela en España, fue enfrentado por un grupo de venezolanos durante una conferencia en Madrid cuando explicaba que la Venezuela de hoy "es un paraíso". Sorprendentemente utilizó la misma cartilla de la vergüenza, enumerando los supuestos logros de la tiranía en los renglones pobreza, salud, educación, alimentación, etc., que según él “pueden ser consultados en los indicadores de la nación”.
Para comenzar, alguien que tilde la Venezuela actual de “paraíso” es un tremendo mentiroso. ¿Y a cuáles indicadores se refiere, si hace años que ni siquiera las obligatorias estadísticas en salud o del Banco Central de Venezuela se publican?. Lo cierto es que debido a la inflación galopante, al desempleo, al corralito bancario y a la falta de circulante, el 80 por ciento de la población se encuentra en estado de pobreza, y estamos catalogados dentro de los países más miserables del mundo
En salud, es evidente que el sistema hospitalario colapsó totalmente. Su punta de lanza Barrio Adentro, bajó su rendimiento en 30 por ciento y Maduro anunció por enésima vez su relanzamiento. Para 2016 se había invertido 76 millardos de dólares en dicha misión. Por su parte, el desabastecimiento de medicinas, el rechazo de la ayuda humanitaria, la vuelta de enfermedades ya desaparecidas y la falta de vacunas lo sufrimos todos en carne propia.
En educación, la deserción es alarmante, así como la reducción del pensum y el estado físico de los locales. El 30 por ciento de los profesores universitarios y sus alumnos han emigrado. Acabaron con la producción de alimentos que ahora se importan, los CLAP resultaron un fiasco y por primera vez la gente come basura. Los servicios públicos entre apagones y racionamiento, las industrias básica destruidas, el Internet tortuga, sin puntos de venta, sin gasolina, aceite y repuestos, la vialidad devastada, la corrupción y la criminalidad son la característica del nuevo hombre socialista. Y para colmo, todo hecho adrede. Hay que acabar con esa cartilla y la dictadura. Que oiga quien tiene oídos…