viernes, diciembre 13, 2024
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La constituyente lo empantana todo

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Maduro, no ha destrozado un castillo de naipes, arruinó las cosas más medulares de cualquier país, como lo son: la vida, la economía y la intocable felicidad

La cúpula roja, en el estertor final, busca sobrevivir en medio de la desesperación que le da perder el poder a causas de sus fracasos políticos, económicos, sociales y por la tenaz forma cómo la población venezolana la rechaza. Su revolución terrible y prematuramente envejecida escupe sus dientes, se desmoga y enviste como toro de lidia salido del encierro, su miope mirada lo impulsa a desmanes, se va de bruces, busca sostenerse de la ilegalidad, no guarda apariencia, desecha el estado de derecho, entrampa la realidad política.

Lo más peligroso es un hombre con miedo; pero, es peor un gobierno cargado con esta debilidad. Nicolás Maduro sabe que se le terminó el tiempo, que ha llegado el final. Es culpable por inoperancia, ineficiencia, ineficacia y destrucción. Su vocería oficial, solo difama y ofrece escasez, amenazas, represión, cárcel, tortura y muerte. El miedo, no es solo por perder el poder. Muchos de los actuales actores políticos se corrompieron y timan al sagrado tesoro del Estado, algunos se sientan en sillas de malhechores y aún andan en mal camino. Se orquestaron para el crimen y aún tiñen sus manos de sangre hermana. 

Este Gobierno, hasta hace poco había sacado provecho del conflicto y los excesos; pero la realidad se le contraviene. La mente de los venezolanos y la política, cambió. Maduro, no ha destrozado un castillo de naipes, arruinó las cosas más medulares de cualquier país, como lo son: la vida, la economía y la intocable felicidad. La esperanza del pueblo se lanza a luchar en las calles. Los jóvenes, a todo riesgo van a la vanguardia resisten. Trabajadores y estudiantes van al frente de las protestas y avanzan. La nación quiere entrar a la crisálida, cambiar y cambiarlo todo. 

La población, pareciera entender la celebración que manifiesta el ilustre artista plástico venezolano, Carlos Cruz-Diez, cuando dice: “A mis 94 años, les digo con sinceridad que les ha tocado vivir una época extraordinaria porque todo está obsoleto y hay que inventarlo de nuevo, hay que inventar un nuevo lenguaje político que hable de democracia, de valores éticos, de libertad, progreso y justicia social, hay que inventar la educación y crear un país de emprendedores, artistas e inventores, un país digno y soberano en el contexto global, en fin, en Venezuela hay que inventarlo todo. ¡Qué maravilla!”.(ENP, 28-05-17). Ciertamente, hay que inventarlo todo. Pero para ello es necesario una nueva mirada, sin que nadie repita los errores del pasado ni sienta las miradas ofuscadoras del sesgo y la segregación política.

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