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El 1 de septiembre de 2016 pasará a la historia venezolana, pues ese día comenzó la cuenta regresiva del régimen autoritario de Chávez-Maduro. Más de un millón de venezolanos de manera libre y espontánea, estaban demostrando lo que dicen las encuestas: que el 88 por ciento de los venezolanos rechazan a este régimen, como lo corroboró ese mismo día, el sonido contestatario de las cacerolas vacías de comida en toda Venezuela. Como el 14 de febrero de 1936, sin miedo, el pueblo salió a la calle sin dejarse intimidar, ni por una Fuerza Armada servil al régimen deslegitimado, ni por los colectivos ilegalmente armados mercenarios del chavismo. Los testimonios gráficos de la jornada son elocuentes.
El mundo pudo comprobar en directo, el contraste entre una manifestación de funcionarios públicos desmotivados controlados por sus jefes en la avenida Bolívar y el río desbordado de personas de todas las edades, que de manera libre y esperanzada inundaba los municipios de la capital, mientras a miles de venezolanos se les impedía arbitrariamente su derecho a llegar a la capital para ejercer un derecho constitucional. De nada valió al régimen prohibir vuelos sobre Caracas, impedir el uso de drones o negar la entrada a Venezuela de periodistas extranjeros.Lo evidente nadie lo puede ocultar. Y como ya esperan tal desbordamiento humano, un régimen híbrido de pseudodemocracia, de autoritarismo electoral, en minoría como el venezolano, solo apela a tildar de golpistas y violentos a quienes se le oponen, sin credibilidad alguna. La imposibilidad de su legitimación electoral, como en el pasado, lo lleva a convertirse en un autoritarismo cerrado (dictadura), en el que se ignora la Constitución, y se irrespetan aun más los derechos humanos de quienes lo adversan.
Pero lo acontecido el 1 de septiembre con el pueblo en la calle, puso de manifiesto que el Poder Constituyente Originario, que ese poder supraconstitucional del que emana la Constitución, se reactivó. Qué ya comenzó el proceso de abolición del régimen Chavez-Maduro, con referendo revocatorio (de acuerdo al Poder Constituido) o por otros mecanismos emanados del poder supraconstitucional (Poder Constituyente Originario). A partir del 1 de septiembre, la mayoría del pueblo venezolano, no abandonará la calle, ejerciendo la soberanía de la que es depositario. Ojalá el Poder Constituido entienda que no puede estar al servicio de las minorías. Entienda que ya la cuenta regresiva del régimen se activó y que al Poder Constituyente Originario en mayoría, nadie lo puede detener.