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Desde diciembre de 2016 los transeúntes y transportistas que hacen vida en La Curva de Molina tienen el mismo escenario. La pestilencia y el desastre reinan en el segundo mercado más grande de Maracaibo, un río de aguas negras cubre la avenida principal e incluso varias calles de los sectores cercanos como el barrio Libertador.
Niños, ancianos, comerciantes, choferes, mujeres embarazadas e incluso personas con discapacidad tienen que saltar la corriente de agua turbia para ir de un lado a otro. La fetidez, el calor, el tumulto de gente complica todo, tanto de día como de noche. En los barrios como Libertador y Raúl Leoni existen familias enteras afectadas con manchas en la piel y escabiosis por la exposición al agua sucia.
El asfalto, las tanquillas y alcantarillas ya no sirven, convirtiendo la avenida en una guillotina para los transportistas, quienes tienen que adivinar de qué lado está el hueco para no correr el riesgo de perder una pieza, pasar un susto o aún peor, quedarse varados y hundidos. Carlos Argüelles tiene más de 15 años vendiendo relojes y pilas en el mercado del oeste y comentó: “Este año ha sido el peor, nadie viene a comprar nada porque se tiene que meter en el agua, lo peor es que Hidrolago no da solución, esto se lo llevó el coño”.
Nadie les para
Trancas, protestas, paros y nada parece hacer suficiente presión para que Hidrolago se aboque a solucionar el colapso de la red de aguas servidas de la zona. Marvin Soto, transportista, comentó que está harto de trabajar en esas condiciones. “Nadie nos para”.
El pasado mes de marzo la hidrológica anunció que iniciaría la sustitución de 14 metros lineales del colector de 27 pulgadas de diámetro en la avenida 40 del barrio Cujicito, señalado como el punto de conflicto de la situación. Sin embargo, Danny Pérez, presidente de Hidrolago, apuntó que “es un trabajo complejo”, donde se abordarían otros sectores como Bajo Seco y Panamericano, la situación continúa sin resolverse.
Afectados
Al menos dos mil personas pasan a diario por La Curva de Molina. Los comerciantes de la zona denunciaron que las ventas han caído hasta 70 por ciento debido a la situación de insalubridad. Más de 10 rutas de transporte público convergen a diario en el segundo mercado más grande de la ciudad.