La desgarradora llamada negada

Donald Trump echó por la borda cualquier atisbo de diplomacia y enfatizó que no descartaba un operativo militar para restaurar la democracia venezolana

El teléfono repica con un eco perturbador. La insistente llamada solo recibía un rechazo tan inconmovible y tan drástico, que solo servía para avivar la insistencia. “Hasta que se restablezca la democracia”, alude su negativa a contestar el portavoz de la Casa Blanca, mientras al mandatario venezolano se le distorsionaba el rostro, pues no podía escurrírsele la oportunidad de aclarar entuertos o propiciar algún tipo de salvoconducto. 

A Maduro la duda le hacía frente a su propio estremecimiento. Donald Trump en declaraciones efectuadas con la calma de quienes ostentan un verdadero poder para las decisiones complejas, echó por la borda cualquier atisbo de diplomacia y enfatizó que no descartaba un operativo militar para restaurar la democracia venezolana. Venezuela no está muy lejos y la gente está sufriendo y están muriendo”, no puede descartarse que realmente esté barajando opciones muy precisas e inconvenientes para la placidez del Gobierno venezolano.

Un sector militar clandestino del país se une a la batalla. No sabemos si lo hará con violencia esquemática, con las convicciones resueltas o solo con el impulso emocional de la improvisación. Se hace de un importante parque de armas, pese a la captura repentina y reciente del líder, a quien las trompadas, sufrimientos y torturas inimaginables le deben sobrar en estos momentos.

En las calles cae el ánimo como yunque, con un sabor a plomo gastado, a sangre sin justicia. Posiblemente exista la rara sensación que nos caímos de un trapecio, después de tantas maromas desesperadas y una suerte por sostener el equilibrio frente a tantas dificultades, para desplomarnos al falsear el nuevo paso, y descender irremediablemente en una red de poco muelle y que no puede detener el estrépito de la decepción. 

Cuando las dictaduras abusan de su propia ilegalidad, simplemente trazan con su ofuscación los compases de su partida, pues no resulta casual que 16 cancilleres americanos se reúnan para reconocer la no existencia de la democracia en nuestro país. 

No sé tampoco si el hijo de Maduro, en su hervidero de ideas trastornadas, utilice una brújula y se dirija con el punto cardinal inventado por su padre, a la imaginaria Casa Blanca concebida en Nueva York y no en Washington, y utilice sus fusiles de fantasía para defender nuestra colonia cubana que todavía tiene el nombre de Venezuela.

Más temprano que tarde, la paz retornará a nuestro país, cuya masilla y molde serán elaborados por nuestras propias manos, pues este amor y valentía a la patria es de producción nacional.

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