La deuda ambiental de Venezuela

La organización no gubernamental Vitalis enumera una lista con las necesidades que tiene el país. Hoy se celebra mundialmente el día del ambiente. La nación aún tiene una tarea pendiente para lograr que el equilibrio ecológico permanezca

El ambiente tiene una larga lista de quejas. Diego Díaz Martín, presidente de Vitalis, numeró alguno de los puntos que necesitan atención inmediata en el país. La Organización No Gubernamental emitió un comunicado donde detallaban cada problema que atraviesa el país en materia ambiental. Giancarlo Selvaggio, director del área de Derecho Ambiental y Políticas, relata que existen leyes que carecen de reglamentos, lo que dificulta su aplicación. Subrayó que entre estas se encuentran la Ley de Agua, de Gestión Integral de la Basura y de la Fauna Doméstica Libre y en Cautiverio.

“En general, las normas técnicas que sustentan el marco jurídico se encuentran desactualizados, en especial aquellas vinculadas a las evaluaciones de impacto ambiental, a la conservación de la fauna y la flora, y a la calidad de las aguas y el aire. En general, las leyes ambientales son desconocidas, por ello el incumplimiento de deberes y derechos en la materia es una práctica común”. Agrega que las instituciones y autoridades ambientales deben ser fortalecidas tanto con el personal como el presupuesto de estas.

Repotenciar programas 

Otro punto de atención se encuentra en los zoológicos. Esmeralda Mujica, presidenta de la Asociación Venezolana de Zoológicos y Acuarios, engrosa la lista de necesidades apuntando que se necesita repotenciar los programas de reproducción de especies amenazadas de extinción a través de los zoológicos y acuarios y promover los programas educativos. 

“Uno de los problemas más graves que estamos viendo en los zoológicos y acuarios en los últimos años, son la entrega de animales silvestres en manos de particulares”. Según la experta, al menos siete animales entran cada semana a los zoológicos, muchos de ellos en plena época de reproducción. A ello se agrega la compra y encargo de animales silvestres por los santeros, situación que califica de “aterradora”, donde “ni los murciélagos se escapan”.