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Ante los reiterados atropellos y la manipulación permanente del Gobierno en contra de la Constitución, los venezolanos demócratas rechazaron de manera contundente “la gota que derramó el vaso” con la insólita anulación del referendo revocatorio con lo que se instaura una dictadura en el país. Por ello la Asamblea Nacional apoyada por la sociedad civil, los trabajadores, los empresarios, los universitarios y los partidos políticos adoptó una posición firme al convocar para el 1 de noviembre a un juicio político al jefe de Estado por incumplir las reglas de la democracia y de la Constitución.
Ante este rugir de la oposición, el gobernante que se veía acorralado, intentó escudarse proponiendo un falso diálogo en el que ni cree ni está dispuesto a ceder en nada. Es un “cambio” a lo gatopardo: Para que todo siga igual ya que actúa como prestidigitador, que no quiere entender que llegó su fin, y que debe respetar la Constitución y cumplir con sus preceptos .
Habla de paz, pero la militarización y represión contra los ciudadanos lleva a sus militares a la guerra contra otros venezolanos a quienes llama apátridas, mientras que promueve la toma violenta de la AN por las hordas manipuladas por el alcalde Jorge Rodríguez y sus ataques contra los diputados ante la mirada complaciente de la GNB. Hablan de abundancia, mientras existe una crisis humanitaria en alimentos, medicinas, hospitales colapsados, y además impide la ayuda internacional. Hablan de diálogo, pero llaman a la AN un circo inútil y malo; insulta a sus principales voceros y aplaude al pueblo sonriente que irrumpió en la Asamblea, “listo para defender la revolución”; viola el referendo revocatorio utilizando el CNE, tribunales penales regionales, un TSJ ideologizado, pero dice defender la Constitución.
Los venezolanos veíamos con mucha esperanza las gestiones de la diplomacia vaticana para prevenir un conflicto grave, pero los primeros pasos no han sido muy estimulantes. La reunión de Maduro con el Papa fue manipulada por el ministro de Información al distribuir una foto del año 2013 en el que el Papa bendice a Maduro, sin que los responsables de la prensa vaticana denuncien esta burda manipulación. Lamentablemente, ello ha sido visto como una forma de oxigenar al Gobierno. Lo cierto es que la Conferencia Episcopal Venezolana ha estado muy acertada en su análisis, que debería ser escuchada por la diplomacia vaticana. Ojalá lo haga.